domingo, 13 de febrero de 2022

cine español en relieve, cosecha de 1953

En su resumen del año 1953 el crítico cinematográfico de La Vanguardia Española resalta el desembarco del cine en relieve en la pantalla nacional con títulos en Natural-Vision, esto es, el proceso creado por M.L. Gunzberg con el que se rueda la pionera Bwana Devil (Bwana, el diablo de la selva, Arch Oboler, 1952). El 26 de noviembre de 1952 ha tenido lugar su estreno en Los Ángeles y el 25 de mayo de 1953 llega a las pantallas españolas. El distribuidor es Alfredo Talarewitz, con su recién creada empresa Filmax. Talarewitz actúa también como representante en España de la marca de cine tridimensional británica Stereo Techniques Ltd.


Los hermanos Raymond y Nigel Spottiswoode habían recibido en 1950 el encargo del British Film Institute de realizar algunas películas en tres dimensiones para ser proyectadas en el Telekinema —que terminaría convirtiéndose en el National Film Theatre— construido para el Festival of Britain de 1951. [Keith M. Johnston: “3D UK? 3D history and the Absent British Pioneers”, en Open Library of Humanities de la East Anglia University. https://ueaeprints.uea.ac.uk/id/eprint/53596/] 

El programa incluía dos películas de animación experimental realizadas por Norman McLaren con el que Raymond Spottiswwoode había coincidido en el National Film Board of Canada —Now Is the Time (To Put On Your Glasses) (1951) y Around Is Around (1951)—...

 

... y dos de imagen real dedicadas al zoo de Londres —A Solid Explanation (Peter Bradford, 1951) y a un recorrido por el Támesis —The Distant Thames (Brian Smith, 1951)—. Los cuatro eran en color y contaban con sonido estereofónico.

La revista española Primer Plano daba publicidad al evento en los siguientes términos:

Proyectándose ambiciosamente hacia el futuro, en el "Telecinema" se experimentará un nuevo registro sonoro, con los últimos adelantos magnéticos, con los que el sonido llega al espectador desde todas partes: de los laterales de la sala, del techo, del suelo, en consonancia con la imagen proyectada.
Y acoplado con este nuevo, novísimo sonundtrack, veremos una novedad absolutamente sensacional, deslumbrante, la llamada "película en el espacio", el film tridimensional, cuyas imágenes se saldrán, literalmente, de la pantalla hacia el espectador, bien prolongándose en unos fondos a distancia, que varían por completo el tradicional fondo, el confuso término de las películas hasta ahora normales.
Esta será la primera vez que el mundo vea una película tridimensional, hecha, además, en color, con la combinación del nuevo sistema de sonido. El director técnico de todas estas fabulosas maravillas es sir Raymond Spottiswoode. [Primer Plano, núm. 554, 27 de mayo de 1951.]

Durante los siguientes cuatro años, con la colaboración de algunos técnicos interesados en la tecnología estereoscópica y de otros formados por la propia Stereo Techniques, produjeron y distribuyeron diversos cortometrajes entre los que se incluían películas institucionales o realizadas para algunos organismos oficiales, la filmación de la coronación de Isabel II en colaboración con British Pathé —Royal Review (Robert Angell, 1953)— y algunos asuntos publicitarios. El único largometraje rodado con las cámaras de Stereo Techniques fue The Diamond (Montgomery Tully y Dennis O’Keefe, 1954); se estrenó en España con el título de Agente federal X-678, pero en versión plana.


En su catálogo figura un programa de veinte minutos con el doble título de Bullfight in Spain / Festival in Spain (1953). Se trata de las dos últimas bobinas de Festival de la tercera dimensión (Luis Torreblanca, 1953), la película producida por Alfredo Talarewitz para situarse en el pujante mercado del cine en relieve. El 30 de mayo de 1953, el titular de Filmax ha solicitado el preceptivo permiso de rodaje para una película de novecientos metros —esto es, unos treinta minutos— a rodar mediante el sistema Stereo Techniques, con un presupuesto de quinientas cincuenta mil pesetas. El rodaje se prolonga desde el 25 de abril —o sea, un mes antes de que pidiera el preceptivo permiso—- hasta el 16 de junio. Por entonces, todos los medios técnicos de Stereo Techniques están volcados en la película de la coronación, celebrada el 2 de junio y registrada por tres combos de dos cámaras, dos de los cuales han sido construidos ex profeso para la ocasión. [Entrevista a Charles W. Smith, en British Entertainment History Project. https://historyproject.org.uk/]

Para conseguir la aprobación del proyecto, presenta un guión de cinco páginas firmado por el documentalista José López Clemente, en el que se desarrolla en detalle sólo el primer segmento de los tres que componen la película: Al alcance la mano, Desde la barrera y Baile español. [Archivo General de la Administración, cajas 36/04738 y 36/03457.] En su informe de censura previa escribe Juan Esplandiú: “El lector opina que como exhibición de la novedad de la tercera dimensión en cine ya ha presentado, hasta hoy día, la película Bwana y que el presente guión, por lo tanto, no aporta nada a la ingeniosa invención”. El informe está firmado el 5 de junio. Insisto en las fechas porque es evidente que en este tipo de proyectos dos semanas suponen la diferencia entre el interés del espectador y su desidia.

Cuando se estrene, las gacetillas pondrán de relieve los pretendidos logros de cada uno de los segmentos:

Si en Desde la barrera puede vivirse materialmente la emoción de una tarde de toros, y Baile andaluz es una auténtica maravilla de relieve y profundidad, envuelta en un revoloteo de faralaes y rasguear de guitarras, el tercer documental Al alcance de la mano es la demostración de las posibilidades del cine en relieve, llevando al espectador de sorpresa en sorpresa y convirtiéndole en parte integrante del espectáculo. [La Vanguardia Española, 12 de julio de 1953, pág. 21.]

En el libreto, al menos, este episodio hilvana con algunos gags, no siempre afortunados en el papel, los tics elementales de la pantalla tridimensional. Los otros dos reportajes conciernen a una corrida de toros celebrada en la plaza de Las Ventas de Madrid, en la que participa Antonio Chenel “Antoñete”, y unas danzas españolas interpretadas por Conchita Ledesma y el ballet de Pilar López en el Parque del Retiro. El responsable de la fotografía es Manuel Hernández Sanjuán. Godfrey Jennison —no Jenniton, como dice Fernández Méndez-Leite [Historia del cine español, vol. II. Madrid: Rialp, 1965, pág. 126]—, que aparece como responsable del 3-D de Vintage ‘28 (Robert Angell, 1953), es el técnico en estereoscopia que viajó a España. El otro es Bill Munn, que aparece acreditado como responsable de los “efectos especiales” junto al propio Talarewitz.

El programa El festival de la tercera dimensión —pues es más un programa suscpetible de proyectarse parcelado que un mediometraje— es calificado en Primera B, lo que equivale a una subvención oficial de un 35% del coste reconocido. Como todas las películas de estos años, recibe sucesivos recortes al pasar por los diferentes organismos: la productora presenta un coste final de 488.287 pesetas; el Sindicato Nacional del Espectáculo, lo reduce a 393.652; y el Servicio de Ordenación Económica del Ministerio de Industria y Comercio a 300.000. Y eso, que se valora que, “por haber sido rodada utilizando el procedimiento de luz polarizada, ha tenido que salvar ciertas dificultades técnicas; no tan grandes, naturalmente, como si hubiera empleado el color”.

Cuando propone la clasificación en Primera B, Alberto Reig, uno de los miembros de la Junta de Clasificación y Censura, argumenta que las bobinas dedicadas a los toros y al baile son “lentas y reiterativas”, amén de sacar escaso partido al relieve. Y sigue: “Teniendo en cuenta lo reseñado y que la idea argumental (en el supuesto de que exista y se considere como tal), no se caracteriza por su originalidad, entiendo que es muy suficiente la clasificación que propongo”.

El festival de la tercera dimensión se estrena en el cine Publi de Barcelona el 13 de julio de 1953. Además de la correspondiente edición del noticiario No-Do y de la de la revista Imágenes dedicada al Museo de Ciencias Naturales de Madrid, el programa se complementa con un corto de animación titulado Fantasía en relieve, que a buen seguro sería el de Norman McLaren, cedido por Stereo Techniques.

Cuando se estrena en el cine Rex de Madrid, el crítico del diario ABC asegura que este programita es su preferido por su corta duración y “porque, en el fondo, tiene el mismo carácter de ensayo que en tiempos tuvieron aquellas primeras imágenes en movimiento sobre una pantalla, que mostraban la llegada de un tren a una estación o la salida de los obreros de una fábrica”. [Donald, en ABC, 12 de julio de 1953, pág. 45.]

De todos modos, Aragonés y Pujol, los propietarios de los laboratorios Cinefoto y los estudios Orphea de Barcelona se han adelantado a Talarewitz. Aprovechando la presencia del ballet de Mona Inglesby en el Gran Teatro del Liceo acuerdan con José F. Arquer, su empresario, la realización de una película estereoscópica en color a partir de algunos números de El lago de los cisnes, de Tchaikovski. Utilizan para ello las dos cámaras que han modificado para rodar en Cinefotocolor, el sistema bicrómico autóctono a partir de un doble negativo en blanco y negro. El lago de los cisnes (Fransico Rovira-Beleta, 1953) se proyecta en el Windsor Palace como complemento de Man in the Dark (El hombre en las tinieblas, Lew Landers, 1953) a partir del 7 de junio y en el Callao de Madrid como complemento de Bwana Devil. Después, de modo independiente y en sesión continua, en el Rex, desde el 11 de julio. Esta vez la iniciativa de Aragonés y Pujol es aplaudida sin reservas, tanto por la Junta de Clasificación y Censura como por el público.

Volvamos al catálogo de Stereo Techniques. Entre su producción del año anterior se encuentra precisamente The Black Swan (Leonard Reeve, 1952), una selección de números de El lago de los cisnes interpretados por el Royal Ballet con Beryl Grey como primera bailarina. Es un cortometraje de trece minutos en blanco y negro. Probablemente se trate de una coincidencia, pero desde luego resulta una coincidencia harto curiosa.

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