domingo, 1 de junio de 2025

march, el contrabandista, y los primeros tanteos del cine mallorquín


La Réponse du destin / L'homme des Baléares (El jefe político, André Hugon, 1925) es una producción francesa rodada en Mallorca (y en Madrid) y perdida durante más de siete décadas. Se trataba de una adaptación de una novela de José María Carretero "El Caballero Audaz", que protestó vivamente de la visión negativa que la cinta daba de las cosas de España: corrupción política, hidroléctricas, una epidemia, vacunas providenciales, reforma laboral... Nada de lo que no se hable un siglo después a diario.

El director se alejó de los clichés para hacer de la localización isleña un paisaje duro, contrapuesto al imaginario turístico. Primero será el espacio de la enfermedad, y más delante el de la corrupción política, el descontento social y la revuelta violenta. El escenario que alumbra el inicio de la carrera del malvado Leopoldo Quintana y donde, según avanza el metraje, se materializan los sucios manejos económicos que urde en beneficio propio y de sus cómplices desde su posición de poder casi omnímodo en Madrid. [Daniel Sánchez Salas: "Anatomía (incompleta) de un arribista", en la hoja de sala del ciclo "Flores en la sombra". Filmoteca Española, 2020. https://www.cultura.gob.es/dam/jcr:57d125b6-9db1-4920-a63a-43ff3d848bb7/el-jefe-pol-tico--de-andr--hugon---flores-en-la-sombra.pdf]

En abierta contraposición a la anterior, ese mismo año podemos leer en la sección de espectáculos del periódico palmesano El Día:

Han constituido un éxito las dos exhibiciones que se han dado en el coliseo de la calle de Conquistador de la película Flor de espino. En los dos días el Lírico se ha visto muy animado, siendo celebrada la película que a su ambiente mallorquín y a su interesante argumento, une el mérito de reproducir hermosos paisajes e interiores mallorquines y ser representada por conocidas personas de nuestra distinguida sociedad. [El Día, 20 de noviembre de 1925.]

Unos meses después de estrena en Sóller, Manacor, Artá, Inca o Felanitx. Los ingresos de taquilla se destinan a establecimientos benéficos de dichas localidades. Pero no parece que tuviera circulación fuera de la isla hasta su recuperación a principios del nuevo siglo a partir de una copia en nitrato conservada en Filmoteca de Catalunya.

Lo que el odontólogo y cinéfilo mallorquín Jaime Ferrer nos ofrece en Flor de espino (1925) son cuatro películas en una. Las dos primeras son una única historia de amores interclasistas —comedia de enredo a raíz de que amo y criado intercambian sus identidades— que desarrollan en paralelo el relato visual y los intertítulos redactados por el poeta Guillermo Colón, como si no constituyeran un todo y cada plano que el espectador ve hubiera de ser justificado y glosado por un largo texto. La tercera película es un documental sobre la isla de Mallorca, sus bellos paisajes naturales, sus monumentos e, incluso, su industria; pero también, un reportaje sobre el modo de vida y el ocio de la alta sociedad local, que comparece en efigie como elenco de la cinta y exhibe sus residencias. Por último, habría una cuarta trama centrada en el folletín de la huerfanita —contado a modo de flashback— y en el viaje del criado a California para gestionar las propiedades que ella ha heredado, que remiten a la literatura popular. Con semejantes mimbres era prácticamente imposible articular una estructura dramática sólida, lo que se convierte en el principal problema de Flor de espino. En cambio, desde el punto de vista sociológico e histórico, es una cinta llena de alicientes.

Otra película mallorquina más o menos contemporánea, El secreto de la Pedriza (Francesc Aguilò Torrandel, 1925), se presenta como adaptación de la “novela costumbrista” homónima de Adolfo Vázquez Humasqué, publicada por la Tipografía Nueva Balear en 1920. La narración aludía a la figura de Juan March, el futuro banquero y filántropo mallorquín, que hizo su fortuna con el contrabando de tabaco desde Argel y la consolidó durante la guerra y la posguerra española gracias a su apoyo a las tropas sublevadas.

La peripecia novelada cuenta cómo Antonio Roca utiliza su empresa de exportación de productos agrícolas para encubrir el pingüe negocio del contrabando de tabaco desde Orán. Su ahijado Toni (Manuel Cortés) y Tomeu (Antonio Llompart), un amigo de este y novio de su hermana, se juegan la vida para transportar los alijos hasta las cuevas marinas de La Pedriza, en la abrupta costa septentrional de la isla. Margarita, la hija de Roca, siente atracción por Toni y curiosidad por el escondrijo. 

Vázquez Humasqué demostraba un conocimiento bastante afinado del modus operandi de los contrabandistas. De paso, la cinta ofrece innumerables vistas de Mallorca y sus paisajes naturales. Al contrario que otras producciones de menor empeño o acierto, El secreto de la Pedriza utiliza los abundantes exteriores como parte del drama de intriga, amor y crimen que constituye el meollo del relato. Como buena parte del mismo está dominado por la acción, la mayor o menor pericia de los intérpretes —debutantes todos o casi todos en la pantalla— resulta irrelevante.

Para llevar adelante el proyecto, los empresarios Sureda y Mas Quetglás, propietarios de Balear Films, construyen sus propios laboratorios en Mallorca, bajo la dirección de Ramón Úbeda, el director de fotografía de El secreto de la Pedriza. La cinta se presenta, en dos jornadas, durante la última semana de enero y la primera de febrero. Parece que en estas presentaciones el público aplaudió a rabiar a los delincuentes y abucheó a los carabineros, lo que provocó una fuerte polémica en la isla, que en lugar de mitigar el interés del público lo acrecentó. Inmediatamente, se procede al tiraje de dos copias nuevas en las que se efectúan cambios de montaje y un nuevo etalonaje. Tras su programación en las principales localidades insulares, estas copias saltan a la península. Los inquietos empresarios logran la exclusiva para Baleares de las producciones Paramount y dejan de lado la producción. 

Mientras tanto, los hermanos Vázquez Humasqué se alían con una nueva productora, denominada Edisson Films, para producir El tiro de gracia (1927). Sin embargo, poco después de su pase privado en Palma de Mallorca, el director general de Seguridad Civil prohíbe su proyección, aunque es posible que en algunos locales se proyectara bajo el título La bala siniestra, una vez suprimida "la escena del fusilamiento" y precisamente, el tiro de gracia. [María Magdalena Rubí Sastre: La construcció de la imatge turística de Mallorca a través del cinema (1920-1936). Una proposta d'analisi histórica i metodológica. Trabajo de fin de máster presentado en la Universitat de les Illes Balears, 2013.]

El jefe político, Flor de espino y El secreto de la Pedriza han sido recuperadas por el Arxiu del So y la Imatge de Mallorca (ASIM) y están accesibles en Platfo: https://filmo.platfo.es/content/filmoteca-mayorca.

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