domingo, 5 de octubre de 2025

el guión de color de tuset street

Jorge Grau firma en 1956 el Manifiesto del Color del Cine-Club Monterols, junto a José Luis Guarner, José María Otero y otros, el grupo que estuvo tras la organización de la Semana de Cine en Color de Barcelona entre 1959 y 1977. Asimismo, presenta al menos dos ponencias en las jornadas que servían de marco teórico a la muestra cinematográfica: "El color en la pintura y en el cine" y "Experiencia del color en España". En la segunda aboga por la utilización de un "guión de color" en la realización de cada película. Sobre este asunto había tratado una breve charla de Charles K. Hagedon, asesor de color de M-G-M en el rodaje de Some Came Running (Como un torrente, Vincente Minnelli, 1958). Concluía Hagedon su presentación de la película con las siguientes palabras: "Todos los aspectos controlables del color fueron empleados para dar fuerza a los caracteres individuales y dar el tono de la historia". [José Luis Guarner y José María Otero (eds.): La nueva frontera del color. Madrid: Rialp, 1962, pág. 129.]

Aunque los primeros cortometrajes de Grau para la opusdeísta Procusa -El don del mar (1957), Sobre Madrid (1960), Medio siglo de un pincel (1960), Costa Esmeralda, Laredo (1960), Barcelona, vieja amiga (1961), Ocharcoaga, 1961)- son en color, de sus largometrajes sólo El espontáneo (1967) ha incluido unos breves planos cuyo cromatismo se pretendía que produjera un choque en el espectador que estaba viendo una película en blanco y negro. A finales de 1967 le llega por fin la oportunidad de rodar en color una película que terminará por no firmar: Tuset Street (Luis Marquina, 1968).

La idea de partida de Grau es enfrentar la Barcelona cosmopolita de la calle Tuset con la popular del Paralelo. Y el "guión de color" traslada esta oposición al cromatismo en Eastmancolor: en la Barcelona moderna domina el amarillo; en la tradicional, el violeta. Violeta (frío) y amarillo (caliente) son colores complementarios en el círculo del color. El violeta, nos dice Juan Eduardo Cirlot, simboliza la nostalgia y el recuerdo, en tanto que el amarillo es el "atributo de Apolo, dios solar, generosidad, intuición, intelecto". [Diccionario de símbolos. Barcelona: Labor, 1992, pág. 137.] Por si quedara alguna duda, la vedette del Molino encarnada por Sara Montiel se llama Violeta Riscal

The Pub, en Tuset, es amarillo, el apartamento del arquitecto al que da vida Patrick Bauchau está enmoquetado de amarillo y amarillas son las cortinas. Amarillos y naranjas dominan en el vestuario de la mayoría de los personajes que se mueven en el ambiente modernista.

En ese entorno destaca la joven ingenua interpretada por Emma Cohen, con su jersey y sus medias color fucsia, aunque en su presentación aparece sentada en una escalera alfombrada en un disfuncional amarillo con una ofrenda para el arquitecto: un melón... amarillo, cómo no.

Frente a estas intervenciones -las farolas amarillas se quedaron para siempre una vez terminada la película-, las escenografías que reproducen el escenario del Molino y el piso de la vedette no plantean mayor problema para mantener su integridad / integrismo violeta. 

Cuando Violeta y Teresa (Teresa Gimpera) se enfrenten por la posesión del arquitecto, el contraste cromático alcanzará niveles tautológicos.

La vista descansa de tanta saturación cromática durante la escapada de los amantes a una masía, donde la paleta se suaviza, dejando que respiren los colores naturales del paisaje -matizados por la luz invernal- y los beiges y blancos de sábanas, decorados y vestuario.

No obstante, el vestido de Violeta sigue poniendo una nota de vulgaridad en este entorno.

Debido a su desacuerdo con la estrella-productora, Grau se negó a figurar como director y guionista de la película terminada, manteniendo únicamente su crédito como argumentista junto a Enrique Josa y exigiendo su sueldo íntegro, eso sí. Debería haber reclamado también su acreditación como autor del "guión de color", que, por lo que se ve, Luis Marquina, el decorador Enrique Alarcón y los responsables del vestuario -Ochagavia, Andrés Andreu y la boutique Renoma de Tuset Street- siguieron a rajatabla.

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