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domingo, 17 de agosto de 2025

codornicistas, león y quiroga (3)

 

La tercera página del número inaugural de La Codorniz [8 de junio de 1941] está dedicada a promocionar los próximos estrenos de U-Films. Tras el abandono de Benito Perojo, José López Rubio se convierte en el director-estrella de la productora de Ulargui. Su primera película en la compañía será La malquerida (José López Rubio, 1940), la adaptación del drama rural de Jacinto Benavente que había quedado interrumpida por el golpe militar del 18 de julio de 1936 y que López Rubio pretendía que fuera su primera cinta española tras la larga estancia hollywoodense. A pesar de su pluriempleo en la empresa de Ulargui, sacará tiempo para crear un pasatiempo que compita en las páginas de La Codorniz con el Damero maldito de Conchita Montes. ¿Está usted seguro? acude semanalmente a su cita con el lector, aunque para ello Miguel Mihura se vea obligado a encomendárselo al crítico cinematográfico Alfonso Sánchez, lo que no sienta nada bien a López Rubio. Pero éste está ocupado en la preparación de Sucedió en Damasco / Accade a Damasco (José López Rubio / Primo Zeglio, 1942) y, además, debe hacerse cargo de todas las Canciones que no encuentran novio y entre las que se hallan las más anómalas del ciclo.


Luna de sangre (José López Rubio, 1941) es la primera de las Canciones que rueda Miguel de Molina y realiza López Rubio, tras negarse Neville a dirigirlo.

La canción de Rafael de León, Salvador Valverde y Manuel Quiroga que da título a la película es Salomé, una zambra de 1933:

Luna de sangre que abrió el verano / sobre la noche de los calés. / Pagana fiesta que los gitanos / rinden al culto de Salomé. / Y mientras ella baila sin velos, / Juan el Romero de allí se va. / José lo sigue, loco de celos, / y entre la sombra brilla un puñal.

La inspiración lunar dio pie a otro tema de León y Quiroga, escrito probablemente para el cortometraje: el romancillo Me da miedo de la luna.

La niña del Albaicín / se fue con él de Granada. / Su novio la llora, llora, / la llora al pie de la Alhambra. / Yo por eso tengo miedo / de acordarme de la luna. / Se enamoró de tu cara / y de tu piel de aceituna. / Se enamoró de tus ojos / que son pa’ mí una fortuna. / Yo por eso tengo miedo / de acordarme de la luna.

Bajo su lorquiano título, Luna de sangre recoge el peregrinaje de unos gitanos trashumantes. A la vuelta de uno de sus viajes, José (Miguel de Molina) se encuentra con que Salomé (Brazalema) ha aceptado unos espléndidos pendientes “de un payo gordo y rico”. Además, él y sus amigos han pagado una juerga en el campamento esa misma noche. Acuciado por los celos y por la hechicera de la tribu (Juanita Manso), acude esa noche a la fiesta con un cuchillo. Pero el baile une a los enamorados y los payos salen de allí corridos. 

El guión, no exento de pujos literarios, dedica un plano específico a demostrar la equivalencia entre baile y cortejo amoroso, de acuerdo con una de las vetas del ciclo: "ESC. 37. M.C.S. de JOSÉ y SALOMÉ trenzando en la danza su amor y su perdón. El moño de SALOMÉ se ha soltado, dejando caer una cascada de noche sobre su espalda”. [AGA, caja 36/03181.] Deseoso de proporcionar cierto realismo a la españolada, López Rubio hace contratar a una auténtica tribu de gitanos con sus carromatos y filman los exteriores en Montjuich, donde se encuentran los estudios Orphea.

En ese escenario —recordaba prepotente Miguel de Molina— interpreté mis canciones y actué junto a una bailarina bellísima [Brazalema], que era pura pinta, pero se defendió bastante bien acompañándome. [Miguel de Molina: Botín de guerra. Autobiografía. Barcelona: Planeta, 1998, pág. 185.]

Luna de sangre pasa censura sin cortes el 31 de octubre de 1941, pero queda autorizada únicamente para mayores de catorce años. [AGA, caja 36/03181.] El cortometraje será recuperado en su integridad por José Miguel Ullán en el programa Tatuaje (TVE, 1985) dedicado a Miguel de Molina: https://www.rtve.es/play/videos/tatuaje/miguel-molina/16511176/.

Para el personaje central de La Petenera (José López Rubio, 1941) sirve de inspiración una cantaora del XIX de la que apenas se sabe que nació en Paterna de la Rivera, provincia de Cádiz, y que su nombre también anduvo en coplas:

Quien te puso Petenera / no supo ponerte nombre, / que te debía haber puesto / la perdición de los hombres.

Siguiendo la senda iniciada en La Parrala, Xandro Valerio y Rafael de León vuelven a buscarle la réplica al personaje histórico envuelto en celajes de leyenda en un pasodoble que, una vez más, ya ha estrenado Conchita Piquer en 1940:

No llamarme Petenera / que ese mote es mi castigo. / Ese nombre es la bandera / que está acabando conmigo. / Madre de mi corazón, / que es la cruz y la ceguera / de mis tormentos mayores. / No llamarme Petenera / que yo me llamo Dolores.

Maruja Tomás canta esta Dolores la Petenera, Santa Lucía y Tus ojos negros, en el marco de una historia de bandoleros y manolas en la que la protagonista, tras ser cortejada por el corregidor, que primero la encarcela y luego la invita a que cante en su palacio, termina escapando con su hombre a la serranía. La acompañan en el reparto Juan Monfort, Miguel Pozanco, Ana María Quijada, la veterana Juanita Manso y el no menos veterano Francisco de Villagómez, que es el único que no repite en otras Canciones.

Los veinticuatro minutos de duración no se limitan en esta ocasión a unas cuantas estampas dialogadas y cantadas. A juzgar por la sinopsis presentada a censura, el cortometraje es una pequeña película de aventuras, con sus prendimientos, sus traiciones y sus tiroteos. López Rubio hace valer su amistad hollywoodense con Douglas Fairbanks, con cuyo Zorro parece tener más de un punto en común el bandolero Diego Romero.

Maruja Tomás concluye su participación en el ciclo con Rosa de África (José López Rubio, 1941). Si por algo destaca este cortometraje —el más largo de la serie— es por su ambientación en las campañas militares africanas y, según el especialista Alberto Elena, “en el escenario privilegiado de la exaltación castrense, ofreciendo para ello un marco menos problemático que el de la Guerra Civil y entendiendo de ipso la acción civilizadora española en clave puramente militar”. [Alberto Elena: “La llamada de África: una aproximación al cine colonial español”, en Un siglo de cine español, Cuadernos de la Academia, núm. 1. Madrid: Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, octubre de 1997.]

No es desde luego el objetivo de la serie Canciones, volcada en un cine sin la más mínima intencionalidad política, por lo que atendiendo a las afirmaciones de Elena no podemos sino tomar Rosa de África como antecedente directo de la que será última película de López Rubio, Alhucemas (1948), cinta de carácter combativamente militar en un momento en el que el cine de propaganda ya había sido relegado a un segundo plano.

Rosa de África intenta conciliar el cine legionario internacional, al modo de Julien Duvivier, Jean Grémillon o, incluso, al del estilizadísimo de von Sternberg, con la pleitesía al militarismo africanista y el pie forzado de un romance de Rafael de León. Una mujer enamorada (Maruja Tomás) busca un hombre (Rafael Medina) en un cafetín tetuaní cuyo voluble propietario está encarnado por un expansivo Manolo Morán. La mujer es una cancionista afamada, pero renuncia a hacer público su nombre a fin de encontrar al legionario, que tiene en su posesión unos papeles tan secretos que al espectador le resulta imposible enterarse de qué van y cuál es su valor. Entretanto, le da tiempo a interpretar algunos temas en el cabaret, entre ellos el danzón Te lo juro yo y la canción ¡Ay, chumbera!:

¡Ay, chumbera, chumbera, chumbera! / A tu verde sombrita quisiera / Taparme del sol, / Y que nadie, que nadie me viera, / Que me he puesto color de la cera / Penando de amor. / ¡Ay, soldadito de la Legión! / ¡Ay, soldadito de la Legión! / Yo quisiera que nadie supiera / Que sólo tú mandas en mi corazón.

El reencuentro tiene al fin lugar el 17 de julio de 1936, cuando todos deben incorporarse al Tercio porque Franco acaba de anunciar el pronunciamiento militar. La mujer se asoma a la ventana del cabaret y proclama que “en España comienza a amanecer”. Situaciones prolongadas hasta la extenuación y canciones a cada momento. Las dos últimas de Maruja Tomás aún tienen un pase, pero el pasodoble-tango que canta el legionario...

Aquellas penas tan negras / Que yo pasé por tu amor; / Aquellos celos de muerte / El viento se los llevó. / Los besos que tú me diste / Y los que te di a ti yo, / Y el recuerdo de tus besos / Y el recuerdo de tus ojos / El viento se lo llevó.

... resulta absolutamente insufrible. Para colmo, todo está rodado y montado sin ningún interés. ¡Pobre López Rubio!

No obstante, la crítica no vio con malos ojos el empeño. Mas-Guindal escribía en Primer Plano, con motivo de su estreno en el cine Avenida con otras películas de la serie:

Rosa de África, menos afortunada, encuentra su mérito en las gratas canciones del maestro Quiroga. Cierto confusionismo argumental crea esa falta de verosimilitud que se acusa en algunas escenas [...] y que no es difícil de evitar en producciones de este tipo. Maruja Tomás canta bien y tiene momentos interesantes. [Antonio Mas-Guindal: “Página de crítica”, en Primer Plano, núm. 57, 16 de noviembre de 1941.]

Rodada entre el 11 de septiembre y el 8 de octubre de 1941, Rosa de África llegó a tener catorce copias para su distribución, una vez fue aprobada por el organismo censor, calificada, eso sí, para mayores de dieciocho años.

Se completa la batería de Canciones dirigidas por López Rubio con A la lima y al limón (José López Rubio, 1941), protagonizada por Miguel Ligero en el papel de un zapatero remendón y su mujer Blanquita Pozas. Todo queda en casa porque Ligero está ligado en estos años a la producción de Ulargui, protagonizando una tras otra: Los hijos de la noche / I figli della notte (Benito Perojo, 1939), La última falla / Ultima fiamma (Benito Perojo, 1940), Héroe a la fuerza (Benito Perojo, 1941), Pepe Conde (José López Rubio, 1941) y la pospuesta Sucedió en Damasco.

La intención declaradamente humorística vendría a quebrar un poco el tono general de amores contravenidos, no obstante la copla de Rafael de León que le da título y que —de nuevo como en el caso de La Parrala— había estrenado Concha Piquer en 1940:
Y los niños cantan a la rueda, rueda, / Esta triste copla que el viento le lleva: / “A la lima y al limón, / Tú no tienes quien te quiera. / A la lima y al limón, / Te vas a quedar soltera”. / ¡Qué penita y que dolor! / ¡Qué penita y que dolor, / La vecinita de enfrente / Soltera se quedó! / ¡Solterita se quedó!

El argumento hilvanado por López Rubio a partir de la copla se centra en la enemistad entre un zapatero remendón y el loro de la señorita Adelina, una solterona un tanto cursi.
Un buen día, al pasar por enfrente del zapatero, se le rompe un tacón a la señorita Adelina. Él, muy galante, se ofrece a arreglarlo y por este motivo comienzan a hablar y olvidan sus rencores... Se gustan y el zapatero, compadecido de su vecina, se casa con ella. [AGA, caja 36/03181.]
Inaccesible en la actualidad, debemos ceñirnos a lo que prometían las gacetillas: “Un encaje cinematográfico de lo popular y lo castizo, en el que lucen su arte genial el as Miguel Ligero y Blanquita Pozas”. [Hoja del Lunes (La Coruña), 21 de diciembre de 1942, pág. 2.] Sin embargo, severos críticos como el salmantino Javier de Montillana —Gabriel Hernández González en el siglo, futuro director de El Adelanto, medio en el que desarrolla toda su carrera llegando a ostentar la dirección del mismo—, se sintieron, más que defraudados, ofendidos por la propuesta:
Una película de complemento, naturalmente, no merece el comentario. Pero como se ha querido darle un relieve destacado, vamos a hacerlo siquiera sea brevemente. ¡Lástima de tiempo, de dinero y de celuloide! Ni la canción del maestro Quiroga tiene más actualidad que la de una temporada, ni tampoco encontramos en ella motivos para ser escenificada. Todo lo que se intenta destacar de la cinematografía tiene acogida en este titulado “encaje”, incluyendo, claro está, la disparatada actuación de Miguel Ligero y el ridículo papel que Blanquita Pozas hace. Y esto es todo. [“Coliseum - A la lima y al limón”, en El Adelanto (Salamanca), 12 de febrero de 1942, pág. 2.]

domingo, 3 de agosto de 2025

codornicistas, león y quiroga (1)

El primer esbozo de esta serie se publicó en mayo de 2020,
durante el confinamiento, en el blog Un bigote para dos

Al filo de 1941 el arquitecto, productor y distribuidor logroñés Saturnino Ulargui retoma un plan de producción muy similar al que manejaba antes de la sublevación militar de 1936. Lo expone en una entrevista concedida a Radio-Cinema en la que plantea la realización de seis o siete películas anuales. Para ello firma un contrato en exclusiva de cinco años con los estudios Orphea Film de Barcelona. Ulargui no deja de lado los mercados foráneos: mantiene abierta la línea de coproducciones con Italia, cubre puestos técnicos y artísticos con figuras de reconocida solvencia procedentes de Centroeuropa y sus títulos, distribuidos por U-Films, buscan abrirse hueco en el mercado sudamericano: “Es el instante oportuno, porque Europa, a excepción de Alemania e Italia, no produce, y tenemos para aquel mercado el señuelo definitivo del idioma”. [Bonifacio Arrabal: “Nuestras charlas: Saturnino Ulargui”, en Radio-Cinema, núm. 56, 30 de septiembre de 1940.]

Entre este aluvión de proyectos no siempre materializados sorprende, por su carácter novedoso, la producción de una serie de cortometrajes bajo el título genérico de Canciones. Surge la oportunidad tras el estreno de María de la O (Francisco Elías, 1936), rodada antes de la contienda pero inmovilizada hasta que ésta termina. La relación de Ulargui con el letrista Rafael de León y el maestro Manuel Quiroga fragua en la creación de una serie de películas cortas que den continuidad durante el verano de 1941 a los recién alquilados estudios Orphea, toda vez que los dos proyectos más ambiciosos del productor —la adaptación de la zarzuela El asombro de Damasco y una Locura de amor que tiene comprometida con Benito Perojo— resultan inabordables con la temporada tan avanzada. Los cortometrajes musicales, protagonizados por Miguel de Molina, Maruja Tomás, Amalia de Isaura y Miguel Ligero, entroncan así con el cine popular de la República, estableciendo una línea de comunicación directa con aquél a pesar de que Miguel de Molina ha sido represaliado y Maruja Tomás —que ha protagonizado un par de cortometrajes cómicos dirigidos por Ángel Villatoro para Ediciones Antifascistas en 1938— ha pasado unos meses en la prisión de Les Corts tras la caída de Barcelona. 

Hasta ahora los papeles oficiales y el testimonio de Fernando Méndez Leite nos habían llevado a pensar que la producción había tenido lugar en dos fases: la primera en 1941 y la segunda tres años después. Sin embargo, el testimonio autobiográfico de Miguel de Molina, protagonista de cuatro de ellos, y la consulta de los expedientes de censura nos obligan a replantear estos datos. Según el cancionista, después de pasar el periodo bélico en Valencia actuando para las tropas republicanas intenta regresar a los escenarios, pero las cosas se complican. Unos falangistas le pegan una paliza y es recluido primero en Cáceres y luego en Buñol (Valencia), donde pasa casi un año leyendo, bordando y organizando procesiones a la Virgen. Cuando regresa a Madrid no consigue permiso de trabajo. Se dedica entonces a organizar fiestas flamencas para particulares. Quiere el destino, siempre juguetón, que la primera sea para el embajador de la Santa Sede. En la segunda, para la embajada de Venezuela, conoce a Ulargui, que le propone incorporarse al proyecto, financiado por el acaudalado amante de Maruja Tomás. Miguel de Molina acepta de mil amores porque las películas, de dos y tres bobinas, se basan en canciones compuestas por el maestro Quiroga y letradas por Rafael de León, autores de cabecera de su repertorio. “Una semana después me llamaron para firmar un fabuloso contrato, por el cual protagonizaría durante algo más de un mes, en Barcelona, los cuatro cortos”. [Miguel de Molina: Botín de guerra. Autobiografía. Barcelona: Planeta, 1998, pág. 184.]

La "joven y bella estrella frívola" Maruja Tomás
en la portada de Tararí, núm. 82, 15 de septiembre de 1932

Sea cierto o no lo del “acaudalado amante”, la alcoyana Maruja Tomás ha sido primera vedette en los teatros de variedades de toda España. Entre 1932 y 1936 se presenta en cabarets de Madrid, Barcelona o Zaragoza como “presidenta  de la frivolidad” gracias a “sus ardientes y sicalípticas canciones [que] trastornan a los espectadores”. [César Abeytua: “Music-hall, circo, cabaret”, en ¡Tararí!, núm. 62, 7 de abril de 1932.] Tras su encarcelamiento, ha  hecho, como buenamente ha podido, la transición a la revista, la nueva encarnación del género frívolo en el pacata España de la posguerra. Ignacio F. Iquino le ha dado el principal papel femenino en ¿Quién me compra un lío? (1940) y Ulargui ha probado sus posibilidades en Pepe Conde (José López Rubio, 1941). Los cortometrajes que protagonizó para Ediciones Antifascistas han quedado sumidos en el olvido público.

Entrevistado en la revista Primer Plano, Ulargui expone un plan trazado con criterios estrictamente industriales que tendrá continuidad si el éxito acompaña a la primera tanda de producciones. Se trataría de...

realizar un tema dramático, cómico o musical en el menor metraje posible y de modo que pueda captar el interés del espectador lo mismo que un film de largometraje mediante un coste de producción que permita ser fácilmente absorbido por la capacidad económica del país con relación a nuestra industria. [...]
En España apenas se han hecho hasta ahora más que ese tipo de documentales para los que basta un operador bien intencionado que toma unos metros de película muda, a la que luego se le pega en el estudio la voz del explicador y un poco de música de fondo; todo ello, a un precio mínimo. Nadie habrá arriesgado en esta prueba el capital que una película corta de nuestro tipo exige y que, proporcionalmente, al emplear en ella estrellas directores y técnicos de primera calidad, es el mismo que el de una película de largo metraje. [Fernán: “Preguntas cinematográficas”, en Primer Plano, núm. 57, 16 de noviembre de 1941.]

Según los planes de Ulargui los cortometrajes son también susceptibles de ser distribuidos en forma de largometraje de episodios, compitiendo de este modo —tanto en temática como en estructura— con los espectáculos “de folklore” que encandilan a las plateas populares. El acuerdo al que se ha llegado con los estudios Orphea Film y los laboratorios Cinefoto —propiedad en ambos casos de Daniel Aragonés y Antonio Pujol— facilita la operación. Con un presupuesto medio de cien mil pesetas y seis días de rodaje por corto, la serie garantiza la ocupación de los estudios en los meses de agosto y septiembre. Las previsiones del productor y distribuidor riojano son inmejorables: al frente de los repartos hay tres figuras popularísimas, se ocupan de ellas directores de relieve y la prensa ayuda en la promoción de los rodajes.

 
 
Cámara, núm. 1, octubre de 1941 

El primer número de la revista Cámara incluye en su sección “Se rueda” fotos de varios de ellos. López Rubio aparece en una con la bailarina Brazalema y Miguel de Molina durante el rodaje de Luna de sangre (1941), y en otra con Miguel Ligero haciendo de zapatero en A la lima y al limón (1942). Claudio de la Torre y Lolita Benavente conversan en el rodaje de Chuflillas (1941). Y Neville, muerto de risa, da indicaciones a Manolo Morán sobre el modo de decir su pregón —”la juerga padre...”— en Verbena (1941).

Componen la serie Canciones estos nueve mediometrajes, a los que dedicaremos nuestra atención durante las próximas semanas:

La Parrala (Edgar Neville, 1941)
Producción: Ufisa. Dirección: Edgar Neville. Guión: Rafael de León y Edgar Neville. Argumento: Xandro Valerio. Manuel Quiroga. Jefe de producción: Willy J. F. Steiner. Fotografía: Ted Pahle. Montaje: Antonio Cánovas. Decorados: Pedro Schild. Maquillaje: Vladimir Tourjansky. Vestuario: Raffran. Sonido: Fermín Rodríguez Mujica.
Intérpretes: Maruja Tomás (Trini, la hija de La Parrala), Ana María Quijada (la tabernera), Antonio L. Estrada (el comisario), Manuel Miranda (Curro, el guitarrista).
Fechas de producción declaradas: del 28 de julio al 3 de agosto de 1941. Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona). Presentada en el Festival de Venecia en septiembre de 1941. Estreno: Imperial (Madrid), 12 de enero de 1942.
18 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

Luna de sangre (José López Rubio, 1941)
Producción: Ufisa. Guión y Dirección: José López Rubio. Argumento: Rafael de León. Fotografía: Mariano Ruiz Capillas. Música: Manuel Quiroga. Jefe de producción: Willy J. F. Steiner. Montaje: Antonio Cánovas. Decorados: Pedro Schild. Maquillaje: Vladimir Tourjansky. Vestuario: Casa Paquita. Ayudantes de dirección: Enrique Fernández Sagaseta y Ramón Plana. Ingeniero de sonido: Hans Bittman.
Intérpretes: Miguel de Molina (José), Brazalema (Salomé), Julio Sanjuán (Juan, el payo), Juanita Manso (la bruja), Juan Cano.
Fechas de producción declaradas: del 28 de julio al 10 de septiembre de 1941. Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona).
23 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

Manolo Reyes
(Claudio de la Torre, 1941)
Producción: Ufisa. Guión y Dirección: Claudio de la Torre. Argumento: Rafael de León y Antonio García Padilla. Fotografía: Ted Pahle. Música: Manuel Quiroga. Jefe de producción: Willy J. F. Steiner. Decorados: Pedro Schild. Maquillaje: Vladimir Tourjansky. Ayudantes de dirección: Bernardo de la Torre y José Martín. Ingeniero de sonido: Hans Bittman.
Intérpretes: Miguel de Molina (Manuel), Mary Cruz, Brazalema, Miguel Pozanco (don Pedro).
Fechas de producción declaradas: del 1 de agosto al 2 de septiembre de 1941 Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona).
23 min. : Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

La Petenera
(José López Rubio, 1941)
Producción: Ufisa. Productor: Saturnino Ulargui. Guión y Dirección: José López Rubio. Argumento: Xandro Valerio y Rafael de León. Fotografía: Mariano Ruiz Capillas. Música: Manuel Quiroga. Montaje: Antonio Cánovas. Decorados: Pedro Schild. Vestuario: Casa Paquita.
Intérpretes: Maruja Tomás (Dolores La Petenera), Juan Monfort (Diego Romero), Miguel Pozanco (Verdejo), Ana María Quijada, Juanita Manso, Francisco de Villagómez (el corregidor).
Fechas de producción declaradas: del 2 de agosto al 11 de septiembre de 1941 Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona). Estreno: Imperial (Madrid), 2 de febrero de 1942.
24 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

A la lima y al limón (José López Rubio, 1941)
Producción: Ufisa. Guión y Dirección: José López Rubio. Argumento: Rafael de León. Fotografía: Ted Pahle. Música: Manuel Quiroga. Productor: Saturnino Ulargui.
Intérpretes: Miguel Ligero (el zapatero remendón), Blanquita Pozas (la señorita Adelina), Miguel Alcázar, Pilar Blanco.
Fechas de producción declaradas: a partir del 13 de agosto de 1941. Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona). Estreno: Imperial (Madrid), 2 de febrero de 1942.
20 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

Chuflillas (Claudio de la Torre, 1941)
Producción: Ufisa. Dirección: Claudio de la Torre. Guión: Rafael de León y Francisco Ramos de Castro. Música: Manuel Quiroga. Productor: Saturnino Ulargui. Fotografía: Mariano Ruiz Capillas. Decorados: César Espiga. Maquillaje: Vladimir Tourjansky. Ayudantes de Dirección: Bernardo de la Torre y José Martín. Montaje: Antonio Cánovas. Sonido: Fermín Rodríguez Múgica.
Intérpretes: Miguel de Molina (Fernando), Fernando Fresno (Dalmacio), Mary Cruz (Ana María), Anita de Molina, Lolita Benavente.
Fechas de producción declaradas: del 20 al 29 de agosto de 1941. Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona).
21 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

Verbena (Edgar Neville, 1941)
Producción: Ufisa. Dirección y Guión: Edgar Neville. Argumento: Rafael de León y Edgar Neville. Música: Manuel Quiroga. Fotografía: Ted Pahle. Segundo operador: Alfonso Nieva. Decorados: Pedro Schild. Vestuario: Casa Paquita. Maquillaje: Vladimir Tourjansky. Sonido: Fermín Rodríguez Múgica. Montaje: Petra de Nieva.
Intérpretes: Maruja Tomás (Stella Matutina, la cabeza parlante), Amalia de Isaura, (Madame Dupont, la mujer barbuda), Juan Monfort (Felipe, el del tiovivo), Miguel Pozanco (don Paco, el dueño de la barraca), José María Lado (Levinsky), José Martín (Rachmaninoff, el tragapeces), Ana María Quijada (la cocinera), Manolo Morán (el del puesto de la fuerza), Manuel Dicenta, (el vendedor de bigotes), Miguel Utrillo (el príncipe Bofarull), Luciano Diaz (el tragafuegos).
Fechas de producción declaradas: del 30 de agosto a mediados de septiembre de 1941. Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona). Estreno: Avenida (Madrid), 10 de noviembre de 1941.
30 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

Rosa de África (José López Rubio, 1941)
Producción: Ufisa. Guión y Dirección: José López Rubio. Argumento: Rafael de León. Fotografía: Ted Pahle. Segundo operador: Alfonso Nieva. Música: Manuel Quiroga. Decorados: Pierre Schild. Construcción: César Espiga. Mobiliario: Miró. Maquillaje: Vladimir Tourjansky. Montaje: Angelo Comitti. Sonido: Fermín Rodríguez Múgica. Ayudante de dirección: Enrique Fernández Sagaseta. Secretario de rodaje: José María Téllez.
Intérpretes: Maruja Tomás (Rosa Mallen, la cantante), Rafael Medina (Gabriel de la Peña, el legionario), Manolo Morán (el propietario del cabaret), Manuel Dicenta y Miguel Pozanco (dos agentes), Ana María Quijada.
Fechas de producción declaradas: del 11 de septiembre al 8 de octubre de 1941. Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona). Estreno: Avenida (Madrid), 10 de noviembre de 1941.
38 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).

Pregones de embrujo (Claudio de la Torre, 1941)
Producción: Ufisa. Guión y Dirección: Claudio de la Torre. Argumento: Rafael de León. Fotografía: Mariano Ruiz Capillas. Música: Manuel Quiroga. Montaje: Angelo Comitti. Decorados: Pedro Schild. Vestuario: Casa Paquita.
Intérpretes: Miguel de Molina (Manuel), Amalia de Isaura (doña Malva), Ana María Quijada, Miguel Pozanco, Pilar Blanco (la sobrina), Encarnita Sánchez.
Fechas de producción declaradas: del 13 al 29 de septiembre de 1941 Estudios: Orphea (Barcelona). Laboratorios: Cine-Foto (Barcelona).
26 min. Blanco y negro. Formato Académico (1,37:1).