La comedia obtuvo un éxito fulminante y Aureliano Campa la incluyó entre sus producciones para Cifesa, siendo éste el primer largometraje firmado por Ignacio F. Iquino después de la Guerra Civil. La promoción de Cifesa afirmaba que era "la película del millón de carcajadas".
En la versión cinematográfica el vetusto café madrileño se troca en cabaret, lo que permitía la inclusión de la pareja de baile formada por Pilar Alcalde y Diego Barrios y –hemos de suponer, porque no hay copia de la película- el lucimiento de las habilidades canoras de Maruja Tomás, que con un papel secundario en la obra original, encabeza el reparto de la película. El resto del enredo permanece intacto. El veterano cómico Faustino Bretaño encarna a Desiderio y María Tamayo a su hija Luisa. En los papeles secundarios un amplio reparto de cómicos entre los que destacan el inefable Luis Heredia –un habitual de las producciones de Filmófono- como el camarero Hipólito y el caricato Carlos Saldaña "Alady" en el papel de prometido de la niña.
Para hacernos a una idea de lo que pudieran ser estas películas perdidas no queda más remedio que acudir a fuentes secundarias. En este caso la principal fuente de documentación sobre la trama argumental y los diálogos es la novelización que la Editorial Alas publicó en su colección "Biblioteca Films Nacional". De ahí proceden también este puñado de imágenes fijas y desvaídas que luchan por ser pálido reflejo del dinamismo de la comedia...
El estudioso de la productora valenciana Félix Fanés atribuye a esta película inaugural el modelo de comedia que Iquino repetiría durante su etapa Campa/Cifesa:
A causa de [su] bajo coste y también de la buena acogida popular que las cintas recibían, las películas del binomio Campa-Iquino siempre fueron un excelente negocio. Se trataba, generalmente, de comedias absurdas, con un ligero perfume de excentricidad. [...] Según parece, el mundo loco, irreal, repleto de chistes y de situaciones ambiguas de los films de Iquino era grato para un amplio sector de público, que encontró en aquellas historias sin pies ni cabeza el grado de locura imprescindible para echarle a la amarga realidad un poco de pimienta. [Félix Fanés: Cifesa, la antorcha de los éxitos. Valencia, Institució Alfons el Magnanim, 1982.]
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