domingo, 19 de enero de 2020
vestuario en eastmancolor
Le grand jeu (El signo de la muerte, Jacques Feyder, 1934) es uno de los clásicos imprescindibles del cine colonial francés. En pleno éxito de Pane, amore e fantasia (Pan, amor y fantasía, Luigi Comencini, 1953), a alguien se le ocurre que el doble papel de amante codiciosa y prostituta en un burdel para legionarios en África le va como anillo al dedo a las ambiciones estelares de Gina Lollobrigida. Robert Siodmak se encarga de dirigir la película a partir de un guión construido sobre el argumento que elaborara un par de décadas atrás Charles Spaak. En el apartado de las novedades figura el entonces aún incipiente Eastmancolor. Con el Gevacolor aún consolidándose como primera opción cromática por parte de los productores galos, Kodak empieza a fabricar en su factoría de Vincennes a principios de 1953 positivo Eastmancolor y negativo a mediados de año. La primera película francesa rodada y procesada mediante el nuevo procedimiento es la multiestelar Si Versailles m'était conté (Si Versalles pudiera hablar, Sacha Guitry, 1954); la segunda, Le grand jeu.
De fotografiar los interiores cálidos metropolitanos y fríos argelinos diseñados por Léon Barsacq se encarga el veterano Michel Kelber. Pero lo que resulta más interesante es el modo en que el vestuario de Yuri "Georges" Annenkov -fotografiado por Kelber, claro- logra situar el foco de la acción siempre en la estrella femenina mediante el contraste de los modelos que luce en cada escena con la paleta cromática de los decorados.
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