domingo, 5 de julio de 2020

josé antonio de la loma (1)


Durante las próximas semanas este espacio estará dedicado a la filmografía de José Antonio de la Loma (Barcelona, 4 de marzo de 1924 - 6 de abril de 2004). De ella se han ocupado Ramón Freixas y Joan Bassa en su Diccionario personal y transferible de directores del cine español [Madrid, Ediciones Jaguar, 2006, págs. 275-278.] y Javier Ikaz en una monografía tan profusamente ilustrada como entusiasta, aunque algo frugal en el análisis de las películas. [Goma-2: El cine explosivo de José Antonio de la Loma. Applehead Team Creaciones, 2017.] Luego han corrido ríos de tinta, eso sí, a propósito de la paternidad, auge y ocaso del cine quinqui, desde el ciclo dedicado por el Festival de Cine de Gijón a Los desarraigados en el cine español hasta estudios académicos como Fuera de la ley: Asedios al cine quinqui en la Transición española [Constelaciones, 2015.], pasando por la exposición Quinquis de los 80. Cine, prensa, calle, comisariada por Mery y Amanda Cuesta. Pero si nos ponemos un poco estrechos, el ciclo dedicado a los Perros callejeros apenas comprende cuatro títulos y De la Loma reclamaba al final de su vida la paternidad literaria de ciento veinte películas, de las que habría dirigido casi una tercera parte.

Filmografía como director:
Manos sucias / La morte ha viaggiato con me (1957)
Un mundo para mí / Tentations (1959)
Fuga desesperada / Le bourreau atteendrà (1961)
Vivir un largo invierno (1964)
¿Por qué seguir matando? / Perché uccidi ancora (1965)
Totò de Arabia / Totò d'Arabia (1965)
Misión en Ginebra / Feuer frei auf Frankie / Per 50. 000 maledetti dollari (1967)
El magnífico Tony Carrera / Il magnifico Tony Carrera / Carrera - Das Geheimnis der blonden Katze (1968)
Monza Grand Prix (CM, 1968)
Indianapolis (CM, 1969)
Nueva York insólito (CM, 1969)
Bahamas - Nassau (CM, 1969)
Islas del Caribe - Barbados (CM, 1969)
Islas del Caribe - La Martinica (CM, 1969)
Islas Vírgenes - Santo Tomás (CM, 1969)
La ciudad flotante (CM, 1969)
Golpe de mano (Explosión) / La furia dei giganti (1969)
El más fabuloso golpe del Far-West / Hold-Up à Sun Valley (1972)
Razzia (La redada) (1972)
Timanfaya (Amor prohibido) (1972)
El último viaje (1974)
Metralleta Stein (1974)
La nueva Marilyn (1976)
Las alegres chicas de El Molino (1977)
Perros callejeros (1977)
Nunca en horas de clase (1978)
Perros callejeros II (1979)
Los últimos golpes de El Torete (1980)
Jugando con la muerte (1982)
Goma-2 (1984)
Perras callejeras (1985)
Yo, El Vaquilla (1985)
Escuadrón: Counterforce (1988)
Pasión de hombre / A Man of Passion (1989)
Oro fino / Fine Gold (1989)
Lolita al desnudo / Lolita’s Affair (1991)
Gaudí comentado por Gaudí (1992)
Tres días de libertad (1995)
No es la primera vez que nos adentramos en un recorrido integral por una filmografía y, como en anteriores ocasiones, tampoco ahora nos ceñiremos a criterios autorales —o auteuristas—, sino que primarán los códigos industriales y genéricos, los filones en los que se organiza eso que se ha dado en llamar la cultura popular y los vaivenes propiciados por los trasvases de unos medios a otros que constituyen uno de los procedimientos más inmediatos de conexión con un público que se reconoce igualmente en la portada de una novela de a duro que en el titular de un semanario de sucesos.

A esta maquinaria de filtrado y reciclaje de ciertos aspectos de la realidad contemporánea dedicó José Antonio de la Loma prácticamente toda su obra como escritor, guionista, director y productor. Salvo alguna incursión atípica en el western —propiciada por su labor como director de producción y guionista en Balcázar— y una película de acción situada en el marco de la Guerra Civil sin mayores consecuencias ideológicas, la producción de De la Loma se pliega a la contemporaneidad lanzando sobre ella una mirada ora crítica, ora moralista, ora puramente explotativa.

Nacido en Barcelona en 1924, José Antonio de la Loma quedó marcado en su pubertad por el cuño de la Guerra Civil. Aunque se suele apuntar que era hijo de un oficial de la Guardia Civil, Freixas y Bassa revelan en su perfil del director que esta paternidad nunca fue reconocida. El joven De la Loma estudia Magisterio y Filosofía y Letras en la universidad de su ciudad natal. En este ámbito accede a la práctica teatral —Teatro Español Universitario— y periodística —Estilo, Información Universitaria, una revista del SEU—. De la Loma monta tanto El condenado por desconfiado, de Tirso de Molina, como una comedia pirandelliana, que Julio Coll alaba en las páginas de Destino:
Los muchachos del Teatro Español Universitario, bajo la dirección del audaz y entendido José Antonio de la Loma, representaron en el Teatro Barcelona Il giuoco delle parti, de Pirandello. Es bien evidente que la intención y la afición cunden y progresan en sus arrebatos teatrales. [...] Cada cual a su juego resulta en sí tan amena y divertida que, pese a la inexperiencia escénica del grupo de estudiantes que la estrenaron, la obra mantuvo el interés hasta el final. [Julio Coll: “El teatro: Los aficionados estrenan”, en Destino, núm. 562, 15 de mayo de 1948, pág. 18.]
Desde 1945 ejerce como maestro en una escuela del Barrio Chino barcelonés, lo que le proporciona el material para una de sus primeras novelas: Sin la sonrisa de Dios, llevada a la pantalla por Julio Salvador en 1954, así que tiempo habrá de ocuparnos de ella. De la Loma ha emprendido el camino de la literatura a edad temprana con un par de obras de circunstancias dedicadas a la reciente conflagración mundial. Tras la buena acogida de Sin la sonrisa de Dios escribe en 1951 Estación de servicio, una novela de historias y personajes enlazados, que describe una ciudad de Barcelona regida por las trapisondas financieras, los celos y la ambición económica. La estructura episódica y los saltos atrás en el tiempo del relato para retomar la historia desde otro punto de vista, confluyen en un clímax espectacular mediante un recurso que entonces solía etiquetarse de “cinematográfico”.

Pero es otro libro suyo, El undécimo mandamiento, el que llama la atención de Ignacio F. Iquino. Se trata de una fábula moral sobre los mandamientos que Yahvé entregó a Moisés en el monte Sinaí. La Pentápolis bíblica se traslada al mundo contemporáneo —o a esa parcela de estricta contemporaneidad que es la Costa Oeste estadounidense— por donde se pasea el diablo, que es un señor regordete tocado con un sombrero hongo en pos de la condenación en bloque de diez jóvenes compañeros de estudios que han triunfado en sus respectivos campos: la política, el deporte, la cirugía, los negocios… El capítulo dedicado a cada cual es ejemplo del quebrantamiento de uno de los mandatos bíblicos y en el último todo se resuelve gracias a la devoción mariana y a la confesión con un cura falsamente ingenuo que vuelve a ponernos, como ya lo hiciera las estructura, sobre la pista de la inspiración chestertoniana del artefacto.

Lo edita una vez más Luis de Caralt en 1952 y desconocemos cómo pretendía enfocar Iquino una traslación que se nos antoja harto ambiciosa para la modestia habitual de sus producciones. El caso es que, descartada la adaptación, De la Loma se incorpora como guionista a la escudería IFI.

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