Otros microcoches
El Clúa pasa por ser uno de los
microcoches con mejor diseño exterior, ya que la carrocería estaba firmada por
el prestigioso carrocero Pedro
Serra. El principal inconveniente de este microcoche era su
precio, demasiado similar al del 600. Se fabricaron sólo un centenar de
unidades. Aparecía fugazmente en Del rosa... al amarillo (Manuel Summers, 1963).
En cambio, del PTV de la AUSA (Automóviles Utilitarios, S.A.) se produjeron más de 1.300, llegándose a exportar un número reducido de ellos a Portugal.También el PTV vivió su efímera gloria de estrella cinematográfica en un par de películas en los que hizo pareja con Conchita Velasco, la chica yeyé. La primera es Los tramposos, dirigida en 1959 por Pedro Lazaga; uno de esos títulos que nunca falla en las reposiciones televisivas, porque en ella se aúnan un humor sencillo y un tanto blandengue pero de buena ley y esa condición de dar fe de la realidad del momento que se filtra en el ambiente de muchas de las películas de aquellos años.
Los tramposos del título son Virgilio (Tony Leblanc) y Paco (Antonio Ozores) y de los muchos peligros que entraña su oficio de timadores acabarán redimiéndoles Julita (Concha Velasco) y Katy (Laura Valenzuela). Todo pasa porque ellos encuentren un trabajo estable en la agencia de viajes Confort Exprés. Su propietario afirma pomposamente que “cada ciudadano tiene derecho a ser dueño de un medio de locomoción propio”. Paco y Virgilio se frotan las manos; el primero enseguida piensa en un ostentoso haiga americano de tres colores, el segundo, en cambio, se conformaría con un modestito Mercedes 300. Finalmente el propietario de la agencia les entrega sendos PTVs, rojo el de Virgilio y Julita, azul el de Paco y Katy. Mientras en la pantalla aparece la palabra fin ellos enfilan, tan pimpantes, la carretera de la Coruña rumbo a una nueva vida.
Tres años después, nos encontramos de nuevo a Concha Velasco
en el asiento del copiloto de un PTV. Esta vez, al volante, otro simpático vivales, Pepe Rubio. En La boda era a las doce (Julio Salvador, 1962) el PTV sufre toda serie de
tribulaciones en su recorrido hasta la iglesia donde se va a celebrar su boda.
De los Kapi, ideados por el capitán —de ahí
la marca— Federico
Saldaña, no se fabricaron demasiadas unidades, aunque el número
de éstas fuera inversamente proporcional al de variedad de modelos. En los seis
años de vida de la sociedad se fabrica el Kapiscooter 125 F, el modelo Jip —uno de
cuyos ejemplares se puede ver en la película La gran
aventura de Mortadelo y Filemón—, un autoscooter de tres ruedas
con la denominación de Platillo
Volante y uno de los más divertidos en cuanto a diseño, el Chiqui, que se
vendía al moderado precio de 26.000 pesetas.
A comienzos de los años sesenta con una
previsión de fabricación de 50.000 vehículos nacionales en el primer Plan de Desarrollo,
los microcoches se han quedado en la cuneta.
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