Cine
industrial
Sin embargo, el seiscientos tuvo presencia en
el cine industrial más allá del noticiario oficial, porque el INI creó su propio departamento de cinematografía.
Veamos cómo... A mediados de los años cuarenta al frente del
Servicio de Cinematografía del Ministerio de Marina se encuentra el comandante Luis Suárez de Lezo. Había intervenido en 1948 como
asesor naval en la película de José López Rubio
sobre el desembarco de Alhucemas y firma un único
largometraje titulado Servicio en la mar que, en fecha
tan tardía como 1950, aún baraja como asunto la Guerra Civil, por mucho que el
rótulo inicial advierta que la película no se sitúa en una guerra concreta sino
que quiere hablar de todas las guerras. El melodramático argumento pone a
prueba la fidelidad a la patria de un comandante de un submarino que debe
hundir el buque en el que viaja su mujer. Puede que hubiera dos versiones de la
película, porque en unas sinopsis se da por cierto que el deber triunfa sobre
el amor y en otras en cambio, la mujer ha embarcado en otro buque, lo que
permite el final feliz con el reencuentro de los esposos.
Su fuerte, no obstante, son los documentales
relacionados con su profesión de marino. Están producidos por el Ministerio de Marina y distribuidos por Cifesa: Salvamento de un buque
(1942), Museo Naval (1944), Diario de un guardiamarina (1945).
Tras el rodaje de ésta última dirige una carta
a Juan Antonio Suanzes. En ella rememora su
encuentro durante la presentación de Salvamento de un
buque en el cine Rialto de Madrid y la propuesta que le hiciera éste de
que le presentara algún proyecto en el que pudiera involucrarse el INI. Suárez de Lezo va en
esta misiva —conservada en el Archivo de la SEPI— mucho más allá. Habla de las visitas que el
Caudillo está recibiendo por parte de “importantes elementos de la industria”
para intentar encontrar soluciones que mitiguen la grave crisis que padece en
ese momento la industria cinematográfica española, dependiente en gran medida
del material virgen procedente de la Alemania derrotada. Suárez
de Lezo argumenta que la creación de un organismo de tutela y promoción
cinematográfica debería de estar en manos del Instituto Nacional de Industria y
se postula como parte integrante del mismo. ¿Acaso como director? Su prudencia
es máxima, pero a renglón seguido menciona los premios obtenidos por sus
documentales y su experiencia como miembro de la Subcomisión Reguladora de
Cinematografía, además de la Jefatura del antedicho departamento en el
Ministerio de Marina. El organismo nunca llega a crearse y la carta se archiva.
A pesar de ello su propuesta no cae en saco roto.
Carlos Buigas, director general de Construcciones e Industrias
Navales Militares propone en marzo de 1941 la creación de un servicio de
Cinematografía Documental y Educativa, constituido como Sociedad Anónima. Una
parcela estaría dedicada a la promoción turística de España, otra a la
realización de películas educativas y la tercera que podría llamarse “Vida
Nacional” y estaría inspirada por los reportajes del Instituto
Luce italiano, tendría por objeto mostrar “las más importantes obras de
reconstrucción del país de las heridas de la guerra, el trabajo en las
fábricas, minas, talleres, etc.”.
Suanzes mantiene una reunión con Franco en junio
de 1946 para tratar el asunto y de resultas de ello el INI interviene de
diversos modos en la industria cinematográfica española, aunque en lo que nos
toca, crea un Departamento de Cinematografía. Su misión sería “realizar y
difundir películas sobre las actividades de las distintas empresas pertenecientes
al ente estatal”. El Departamento no llega a producir ninguna película, tarea
esta derivada a No-Do, que es quien se encarga de
realizar el reportaje sobre la importación de centrales térmicas móviles para
suplir los cortes de energía para usos industriales en 1946 y las visitas
giradas por Suanzes en 1948 a las empresas del
grupo.
La producción no se activa verdaderamente
hasta que en 1955 Luis Suárez de Lezo se haga
cargo del departamento, rebautizado como Servicio de Información Gráfica. La época
de mayor actividad se centrará en la década siguiente. En su equipo habitual
suelen figurar Andrés Dolera como jefe de
producción, José Santiáñez como asistente general,
en tanto que Federico Contreras se hace cargo de
la música y Antonio Martínez del montaje.
Fruto de tal dinamismo son Carena en el Sur (1956) y Bahía
gaditana (1962), sobre los trabajos que se llevan a cabo en los
Astilleros de Cádiz, A la mar, acero (1958) y Sideros (1959), sobre las industrias siderometalúrgicas
participadas por el INI, Al
final del camino (1962), sobre Santiago de Compostela y Madrid-Casablanca-Canarias (1963); sobre la compañía Aviaco. El ciclo concluye con un nuevo recorrido por el
camino de Santiago en Un camino para Europa
(1967), documental de largometraje, coproducido por el INI
y el Ministerio de Información y Turismo.
Es en este marco de actuación que podemos
incluir sus dos películas para la Seat, rodadas en
1964, aunque ya hubiera visitado las instalaciones para interesarse por el
asunto en fecha tan temprana como agosto de 1955. El director de fotografía de
ambas es Segismundo Pérez de Prado Segis,
que en su larga carrera como operador rodó más de mil documentales.
Conozca el complejo
Seat comienza con una panorámica de la Barcelona
industrial y una vista aérea de la Zona Franca que nos conduce hasta la fachada
principal de la factoría. A partir de aquí asistimos al trabajo en los
diferentes talleres y secciones, los camiones de aprovisionamiento, las naves
de material y el laboratorio. Luego los trabajos de montaje del motor y
carrocería de los modelos 600 D y 1400 C, recurriendo a un montaje dinámico, de planos
breves, mediante el que se resalta la exactitud y eficacia de cada movimiento:
un engranaje preciso en el que el hombre, como previera Chaplin
en Tiempos modernos es sólo una pieza más.
Biografía de un
automóvil nos permite asistir en once minutos al
nacimiento de los modelos mencionados anteriormente. Además de la mayor
vistosidad que le proporciona el color, el ritmo de montaje es aquí mucho más
ágil y cuenta con un comentario de Tico Medina.
Una vez contemplado el proceso de fabricación de ambos vehículos una flotilla
de 600 y 1400 C salen
de la fábrica y circulan por la carretera, en un despliegue que fue también
recogido por las cámaras fotográficas y utilizado profusamente en esos años
como material publicitario y dossier de prensa.
La vida del automóvil no acaba aquí. El
documental muestra como los vehículos son distribuidos a toda España en
autorremolques, en barco o por ferrocarril. Un mapa animado sirve para
presentar la infinidad de talleres oficiales y servicios de recambios
distribuidos por la península. Los modernos edificios de las sedes de Madrid y
Barcelona dan paso a un curioso catálogo que sorprende por su estatismo. Frente
al potente montaje empleado en el segmento de la fabricación de vehículos, los
diversos modelos se muestran como si de pequeñas postales animadas se tratara.
No está ausente el sentido comercial de estas imágenes y así, se presenta el 600 comercial con unos hombres que sacan de su interior
unas sillas, en tanto que el cabriolet es descapotado por dos señoritas
en la casa de campo y en un 800 monta toda la
familia, abuelo incluido.
A esta misma serie pertenece el documental Realizaciones Seat, que incluye algunas imágenes vistas
en los dos reportajes anteriores, complementadas con otras de la construcción
de nuevas naves en terrenos de la Zona Franca y el trabajo en las mismas. La
cámara se suspende de una de las cadenas de modo que se tiene una visión
general de los talleres. Suárez de Lezo regresa en
1967 a Barcelona, para realizar uno de los últimos cortometrajes de su carrera,
Hacia mil coches diarios, del que no he podido
reunir más datos.
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