domingo, 26 de marzo de 2017

el 600, icono de la cultura popular (5)

Cine industrial

Sin embargo, el seiscientos tuvo presencia en el cine industrial más allá del noticiario oficial, porque el INI creó su propio departamento de cinematografía. Veamos cómo... A mediados de los años cuarenta al frente del Servicio de Cinematografía del Ministerio de Marina se encuentra el comandante Luis Suárez de Lezo. Había intervenido en 1948 como asesor naval en la película de José López Rubio sobre el desembarco de Alhucemas y firma un único largometraje titulado Servicio en la mar que, en fecha tan tardía como 1950, aún baraja como asunto la Guerra Civil, por mucho que el rótulo inicial advierta que la película no se sitúa en una guerra concreta sino que quiere hablar de todas las guerras. El melodramático argumento pone a prueba la fidelidad a la patria de un comandante de un submarino que debe hundir el buque en el que viaja su mujer. Puede que hubiera dos versiones de la película, porque en unas sinopsis se da por cierto que el deber triunfa sobre el amor y en otras en cambio, la mujer ha embarcado en otro buque, lo que permite el final feliz con el reencuentro de los esposos.

Su fuerte, no obstante, son los documentales relacionados con su profesión de marino. Están producidos por el Ministerio de Marina y distribuidos por Cifesa: Salvamento de un buque (1942), Museo Naval (1944), Diario de un guardiamarina (1945).

Tras el rodaje de ésta última dirige una carta a Juan Antonio Suanzes. En ella rememora su encuentro durante la presentación de Salvamento de un buque en el cine Rialto de Madrid y la propuesta que le hiciera éste de que le presentara algún proyecto en el que pudiera involucrarse el INI. Suárez de Lezo va en esta misiva —conservada en el Archivo de la SEPI mucho más allá. Habla de las visitas que el Caudillo está recibiendo por parte de “importantes elementos de la industria” para intentar encontrar soluciones que mitiguen la grave crisis que padece en ese momento la industria cinematográfica española, dependiente en gran medida del material virgen procedente de la Alemania derrotada. Suárez de Lezo argumenta que la creación de un organismo de tutela y promoción cinematográfica debería de estar en manos del Instituto Nacional de Industria y se postula como parte integrante del mismo. ¿Acaso como director? Su prudencia es máxima, pero a renglón seguido menciona los premios obtenidos por sus documentales y su experiencia como miembro de la Subcomisión Reguladora de Cinematografía, además de la Jefatura del antedicho departamento en el Ministerio de Marina. El organismo nunca llega a crearse y la carta se archiva. A pesar de ello su propuesta no cae en saco roto.

Carlos Buigas, director general de Construcciones e Industrias Navales Militares propone en marzo de 1941 la creación de un servicio de Cinematografía Documental y Educativa, constituido como Sociedad Anónima. Una parcela estaría dedicada a la promoción turística de España, otra a la realización de películas educativas y la tercera que podría llamarse “Vida Nacional” y estaría inspirada por los reportajes del Instituto Luce italiano, tendría por objeto mostrar “las más importantes obras de reconstrucción del país de las heridas de la guerra, el trabajo en las fábricas, minas, talleres, etc.”.

Suanzes mantiene una reunión con Franco en junio de 1946 para tratar el asunto y de resultas de ello el INI interviene de diversos modos en la industria cinematográfica española, aunque en lo que nos toca, crea un Departamento de Cinematografía. Su misión sería “realizar y difundir películas sobre las actividades de las distintas empresas pertenecientes al ente estatal”. El Departamento no llega a producir ninguna película, tarea esta derivada a No-Do, que es quien se encarga de realizar el reportaje sobre la importación de centrales térmicas móviles para suplir los cortes de energía para usos industriales en 1946 y las visitas giradas por Suanzes en 1948 a las empresas del grupo.
La producción no se activa verdaderamente hasta que en 1955 Luis Suárez de Lezo se haga cargo del departamento, rebautizado como Servicio de Información Gráfica. La época de mayor actividad se centrará en la década siguiente. En su equipo habitual suelen figurar Andrés Dolera como jefe de producción, José Santiáñez como asistente general, en tanto que Federico Contreras se hace cargo de la música y Antonio Martínez del montaje.

Fruto de tal dinamismo son Carena en el Sur (1956) y Bahía gaditana (1962), sobre los trabajos que se llevan a cabo en los Astilleros de Cádiz, A la mar, acero (1958) y Sideros (1959), sobre las industrias siderometalúrgicas participadas por el INI, Al final del camino (1962), sobre Santiago de Compostela y Madrid-Casablanca-Canarias (1963); sobre la compañía Aviaco. El ciclo concluye con un nuevo recorrido por el camino de Santiago en Un camino para Europa (1967), documental de largometraje, coproducido por el INI y el Ministerio de Información y Turismo.

Es en este marco de actuación que podemos incluir sus dos películas para la Seat, rodadas en 1964, aunque ya hubiera visitado las instalaciones para interesarse por el asunto en fecha tan temprana como agosto de 1955. El director de fotografía de ambas es Segismundo Pérez de Prado Segis, que en su larga carrera como operador rodó más de mil documentales.

Conozca el complejo Seat comienza con una panorámica de la Barcelona industrial y una vista aérea de la Zona Franca que nos conduce hasta la fachada principal de la factoría. A partir de aquí asistimos al trabajo en los diferentes talleres y secciones, los camiones de aprovisionamiento, las naves de material y el laboratorio. Luego los trabajos de montaje del motor y carrocería de los modelos 600 D y 1400 C, recurriendo a un montaje dinámico, de planos breves, mediante el que se resalta la exactitud y eficacia de cada movimiento: un engranaje preciso en el que el hombre, como previera Chaplin en Tiempos modernos es sólo una pieza más.

Biografía de un automóvil nos permite asistir en once minutos al nacimiento de los modelos mencionados anteriormente. Además de la mayor vistosidad que le proporciona el color, el ritmo de montaje es aquí mucho más ágil y cuenta con un comentario de Tico Medina. Una vez contemplado el proceso de fabricación de ambos vehículos una flotilla de 600 y 1400 C salen de la fábrica y circulan por la carretera, en un despliegue que fue también recogido por las cámaras fotográficas y utilizado profusamente en esos años como material publicitario y dossier de prensa.

La vida del automóvil no acaba aquí. El documental muestra como los vehículos son distribuidos a toda España en autorremolques, en barco o por ferrocarril. Un mapa animado sirve para presentar la infinidad de talleres oficiales y servicios de recambios distribuidos por la península. Los modernos edificios de las sedes de Madrid y Barcelona dan paso a un curioso catálogo que sorprende por su estatismo. Frente al potente montaje empleado en el segmento de la fabricación de vehículos, los diversos modelos se muestran como si de pequeñas postales animadas se tratara. No está ausente el sentido comercial de estas imágenes y así, se presenta el 600 comercial con unos hombres que sacan de su interior unas sillas, en tanto que el cabriolet es descapotado por dos señoritas en la casa de campo y en un 800 monta toda la familia, abuelo incluido.

A esta misma serie pertenece el documental Realizaciones Seat, que incluye algunas imágenes vistas en los dos reportajes anteriores, complementadas con otras de la construcción de nuevas naves en terrenos de la Zona Franca y el trabajo en las mismas. La cámara se suspende de una de las cadenas de modo que se tiene una visión general de los talleres. Suárez de Lezo regresa en 1967 a Barcelona, para realizar uno de los últimos cortometrajes de su carrera, Hacia mil coches diarios, del que no he podido reunir más datos.


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