domingo, 14 de junio de 2020

el rey de andalucía y monterrey


Cabalgadas, tiroteos, diligencias, asaltos... ¿Un western? No, una película de bandoleros, como aquel Diego Corrientes (Ignacio F. Iquino, 1937) que se había convertido en el segundo largometraje de Iquino. A principios de la década de los sesenta el de Valls retoma el género en un guión escrito con José Antonio de la Loma a partir de un argumento de Ángel Jordán. En breve tendrá ocasión de incroporarse al filón del western mediterráneo -Oeste Nevada Joe (Ignacio F. Iquino, 1965)- y de hacer el contratipo del cine de bandoleros con una nueva glorificación de las fuerzas del orden y las instituciones judiciales que han sido el eje de sus películas criminales de los cincuenta -El primer cuartel (Ignacio F. Iquino, 1966)-. Tan ocupado está con el resto de sus proyectos como productor que decide recurrir a José María Forn, que recientemente ha dirigido para él ¿Pena de muerte? (José María Forn, 1962) y La ruta de los narcóticos (José María Forn, 1962), para que se haga cargo del rodaje de Jose María (1963).

Según el propio Forn [Antonio Gregori: El cine español según sus directores. Madrid, Cátedra, 2006, pág. 427], fue él quien propuso al productor cambiar el tono de la película a base de un vestuario y unas hechuras más próximas al género canónico estadounidense que a las relecturas en clave de thriller o de cine social del decenio anterior, como Carne de horca / Il terrore dell'Andalusia (Ladislao Vajda, 1953) o Amanecer en Puerta Oscura / Il bandito di Sierra Morena (José María Forqué, 1957).


Una cartela indica que no se trata de un biopic sobre José María "El Tempranillo", el célebre bandolero del que la cinta toma el nombre, sino de un episodio inspirado en sus aventuras. Para ello abre hasta cuatro tramas que se irán entretejiendo a lo largo del metraje. El punto de partida es que el propio monarca Fernando VII (Manuel Gas) decide pactar con el autotitulado "rey de Andalucía" para poder viajar de la corte a Sevilla. La subtrama romántica atañe a la atracción que José María (Raf Baldassarre) siente por Isabel (Ángela Bravo), la sobrina del alcalde de Ronda (Ramón Martori), que ha puesto precio a su cabeza; un capitán de escopeteros (Víctor Valverde) se postula como pretendiente más acorde con su clase. Una tercera atañe a su enfrentamiento con uno de sus hombres apodado "El Rayo" (José Móntez), cruel, violento y siempre pronto a disparar por la espalda, cuyos métodos repugnan al jefe de la partida. Y todavía hay una cuarta que atañe a una banda, la de "Bocanegra" (Barta Barri), que es el negativo de la del "Tempranillo", con su sed de oro, de mujeres y de vino, ajenos a cualquier código de honor.

Sabido es que Iquino era un contumaz manufacturador de dobles versiones -Pasaje a Venezuela (Juan Lladó, 1956), Buen viaje, Pablo (1959), Juventud a la intemperie (Ignacio F. Iquino, 1961)- [Ángel Comas: Ignacio F. Iquino, hombre de cine. Barcelona, Laertes, 2003, págs. 199-202.] y más aún cuando se trataba de coproducciones más o menos encubiertas con Eurociné, como Camino cortado / La Vallée de la terreur (Ignacio F. Iquino, 1955) y Cuatro en la frontera / De l'or dans la vallée (Antonio Santillán, 1958).


Forn confirma que, al igual que había hecho en Muerte al amanecer / 6 heures, quai 23 (José María Forn, 1959), también en esta ocasión hubo doble versión, "aunque desestimó el de la vedette de El Molino, Mary Mistral, porque 'tenía los pechos caídos y creaba un anticlímax erótico'". [Ángel Comas: Op. cit., pág. 201.] Mary Mistral interpreta en la película a Carmela, la prostituta con la que se acuesta el coronel de los escopeteros reales (Xan das Bolas), y en la versión emitida por televisión lleva un escotado camisón, al igual que Ángela Bravo en su encuentro nocturno con José María.


Sin embargo, en esta ocasión la sorpresa proviene de la versión italiana, titulada inopinadamente Giorno di fuoco a Red River. La cinta de Forn no llega a las pantallas transalpinas hasta el verano de 1966 [L'Unità, 9 de agosto de 1966, pág. 7], en plena fiebre del spaghetti western. De modo que, ni cortos ni perezosos, los responsables de la distribuidora Filmar Compagnia Cinematografica, encargan sendos carteles ad hoc al especialista Mario de Berardinis y sajonizan todos los nombres de acuerdo con la práctica habitual en el filón de moda. Y así, Baldasarre, Valverde y Móntez pasan a llamarse en Raf Baldwin, Victor Valley y Joseph Montgomery. Incluso, el húngaro Barta Barri termina convertido en Bart Barry. Más complicado resulta desentrañar quién pueda ser la Susan Baxter que encabeza los carteles, toda vez que parece lógico que el seudónimo Katya Bravo corresponda a Ángela Bravo, protagonista femenina indiscutible. El director figura como Joseph M. Forn.

Pero lo más abracadabrante del asunto es que la operación de aggiornamento no termina aquí. Sin el menor sonrojo, la Ronda de 1833 se convierte en el Monterrey de 1848. El Tempranillo es nada menos que el teniente Valdés, "acusado injustamente de ser el responsable de la derrota del ejército mexicano durante con la guerra con Estados Unidos". [Expediente de censura en Italia Taglia.] Fernando VII es ahora el gobernador de Monterrey e Isabel, la hija del alcalde de la ciudad, con la que la sinopsis oficial asegura que se casa tras haber recuperado sus galones. La película de Forn termina, en un guiño a la auténtica biografía del "Tempranillo", con José María abatido a traición por uno de sus hombres. En resumen, una operación de reescritura de pe a pa que supone un nuevo modelo de doble versión en la que Iquino no había caído.

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