Lo más enigmático
es, desde luego, la presencia de Marco Ferreri como productor ejecutivo. Valga
como ejemplo la entrevista que le hacen los jóvenes turcos de Film Ideal [núm. 93, 1 de abril de 1962,
“Entrevista en el piso 27. Ferreri en las alturas”.] A estas alturas Cottafavi
se ha convertido para la crítica francesa en un icono del cine mitológico
irónico y autorreferencial. A la pregunta directa responde Ferreri:
Bueno, antes de nada, Cottafavi es un amigo, y no pienso que sea un mal
director, es un director bastante limpio, que rueda bien y que puede hacer
películas más interesantes de las que ha hecho hasta ahora. (…) Creo que ha
hecho películas limpias, que busca algo más divertido, que consigue hacer algo
más divertido que los otros, tiene ritmo, tiene velocidad, tiene buena
realización. Y esto ya es importante.
En cuanto a su
toma de contacto con España, insiste en que la representación de los objetivos
anamórficos fue un negocio ruinoso, en que durante este primer viaje conoció
Madrid y Barcelona y que se interesó “un poco por la coproducción, e hice una cosa que, por cierto, acabó muy
mal, que fue Toro bravo”.
No hay copia
italiana a la que podamos acceder, aunque en la ficha del Dizionario del cinema italiano: I film, vol. 2, dal 1945 al 1959 [Roma: Gremese Editore, 2007] Cottafavi y Aquari figuran como únicos
responsables de la dirección y la fotografía, en tanto que el guión queda
acreditado a nombre de José Rodulfo Boeta, Riccardo Ghione, Alessandro Fersen y
el propio Cottafavi. O sea, los tres profesionales de la parte italiana de los
que tenemos constancia por la documentación oficial que llegaran a España en
agosto de 1955. Si Ferreri vino con ellos, no cobraba dietas, porque Gutiérrez
Torrero hace constar escrupulosamente todos estos gastos extraordinarios en sus
memorándums.
Fersen —nacido
Aleksander Fajrajzen— era un judío
eslavo cuya familia se afinca en Génova. Allí se titula en Filosofía, aunque se
ve obligado a abandonar Italia en virtud de las leyes raciales musolinianas.
Regresa en 1943 como combatiente en las filas de la Resistencia. Tras un breve
paréntesis como periodista al finalizar la guerra, en 1947 debuta como director
teatral. Desde entonces desarrolla su labor en el Teatro Estable de Génova. En
su esporádica relación con el cine ha participado en el reparto de Africa sotto i mari, donde interpretaba
al profesor Krauss y ha trabajado también a las órdenes de Vajda en Carne de horca / Il terrore de l’Andalusia
(Ladislao Vajda, 1953).
Así que sólo nos
queda como posible conexión de Ferreri con el rodaje, Riccardo Ghione, con el
que ha compartido crédito como asistente de Alberto Lattuada y como productor
ejecutivo, a principios de la década, de varios proyectos de revistas
cinematográficas inspirados por Cesare Zavattini. Entre ellos el Documento mensile. Directores de
primera línea, literatos y pintores se hermanan en una producción cuyas riendas
llevan Ghione y el incansable Ferreri. Así, Luchino Visconti firma el reportaje
lírico Appunti su un fatto di cronaca
(Documento mensile n. 2, 1951),
Antonioni, un documental que intenta transmitir el vértigo que sienten los
pasajeros del funicular del monte Faloria, y Alberto Moravia se pone por única
vez tras la cámara para adaptar su cuento Colpa
del sole. De Sica dirige un reportaje titulado Ambienti e personaggi en el que revisita la última escena de Ladrón de bicicletas. El documental que
debía realizar Giuseppe De Santis sobre la ocupación de tierras en Sicilia por
parte de los campesinos nunca llegó a realizarse, y el de Visconti tuvo
problemas censoriales que impidieron que la revista cinematográfica pasara de
la tercera edición.
Yo había rodado también en el Documento
mensile un trozo con [Leonardo] Sinisgalli. Este Sinisgalli conocía a un
grupo de sicilianos que querían producir. Un grupo de gente de Messina, que
necesitaban una persona. Y éste me presento al grupo, que ya pensaban en Il capotto. He hecho la parte, digamos
técnica de la producción, hablar con los distribuidores, hablar con los
sicilianos, les presenté a Lattuada… Después, con Lattuada, hicimos la
película.
En otra
entrevista reproducida en Stefania Parigi:
Marco Ferreri: il cinema e i film (Marsilio, 1995, p. 308) Ferreri declara:
Por aquella época trabajé como guionista y ayudante de dirección en Casta brava, así se titulaba, producida
por Guido Manera para una compañía italiana y otra española.
La llamada a
Rafael Azcona, que el guionista español evocó en más de una ocasión, debió
tener lugar en el verano u otoño de 1956, toda vez que la novela que Ferreri
quería adaptar era Los muertos no se
tocan, nene, editada en la colección “El Club de la Sonrisa” de la
editorial Taurus a finales de abril de dicho año. Azcona recuerda con detalle
su visita a la oficina de la calle Ruiz de Alarcón, con vistas al Jardín
Botánico, donde Ferreri había establecido una productora denominada Albatros
Films en compañía de Miguel Ángel Martín Proharam y de Agustín Navarro,
provenientes del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas y
colaboradores de Berlanga en diferentes proyectos. Además, Agustín Navarro
figura como ayudante de dirección en el equipo español de Toro bravo.
Pero el cúmulo de aventuras que condujeron a Azcona
y Ferreri a las fiestas del Pilar en Zaragoza a preparar Un rincón para querernos, o a Canarias, para rodar un documental
sobre las islas en pantalla ancha, antes de poner en marcha El pisito constan ya en los anales de
nuestro cine.
Addenda del 15 de agosto de 2021:
Por fin cae en mis manos la monografía dedicada a Cottafavi por la Cineteca de Bolonia [Adriano Aprà et al. (eds): Ai poeti nos si spara: Vittorio Corrafavi tra cinema e televisione. Bolonia: Cineteca Bologna, 2010.] En su completísima filmografía Giulio Bursi realiza en el Archivio Centrale di Stato - Ministero del Turismo e dello Spettacolo el mismo estudio que hemos llevado a cabo nosotros en el Archivo General de la Administración. [págs. 240-245.] En líneas generales, no existen grandes diferencias entre la documentación custodiada en ambos archivos toda vez que la correspondencia oficial hacía el camino de ida y vuelta. Se conserva allí el contrato firmado por Cottafavi con la Phoenix el 22 de agosto de 1955 y la declaración anexa del realizador en la que afirma haber trabajado ciento cincuenta y tres días La fiesta brava: desde el 26 de agosto de dicho año hasta el 28 de mayo de 1956. Desaparecida la Phoenix Film del proyecto y con éste en manos de ANICA, Cottafavi mantiene el pulso haciendo valer sus derecho moral como autor de la película. La situación se precipita cuando, el 3 de junio de 1957, Cottafavi envía una carta al director general, Nicola De Pirro, y a Itálica Films en la que reniega del montaje realizado en España. Itálica se queja de la demora, de los gastos suplementarios que ha tenido que hacer y de que, siendo un proyecto de ambiente español, es la parte hispana la que debe tener la última palabra, al menos en lo que al montaje para su distribución en España. El 16 de mayo de 1963, el Ministero del Turismo e dello Spettacolo revoca la nacionalidad italiana de la película al no haber sido ésta presentada a revisión.
En conversación con Gianni Rondolino. Cottafavi afirma:
Pasé un mes viviendo entre ganaderos, matadores y corridas. Estudié el carácter del toro, la personalidad taurina, la psicología del toro, y así, poco a poco, me fui imponiendo en el asunto. Cuando lo tuve claro, regresé a Italia y le dije a Ferreri, que me lo había pedido calurosamente, que haría la película. Definimos entonces el proyecto y regresé a España para revisar el guión. Empecé a rodar y cada uno de los dos productores creía que era el otro el que tenía dinero. O sea, que todo surge de un lío entre ambas partes en el que yo me encontraba en medio, sin dinero, sin recibir mi salario, en un estado verdaderamente catastrófico, rodando una película en una zona de Andalucía en la que siempre hacía buen tiempo y que, justo entonces, fue azotada por lluvias continuas. [Gianni Rondolino: Vittorio Cottafavi. Roma: Cinnecittà International, 1991, págs. 56-57.]A Massimo Giuseppe Alviani, promotor de la aventura canaria de Ferreri y Azcona le dedicamos aquí mismo unas entradas en febrero de 2020.
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