El Ferraniacolor, el procedimiento de la casa Ferrania, se presenta en España durante la II Semana de Cine Italiano organizada por el Istituto di Cultura en marzo de 1953. Los asistentes tienen entonces ocasión de ver, aparte de algunos exponentes del neorrealismo, una serie de cortometrajes fotografiados mediante este procedimiento cromático italiano, derivado del Agfacolor alemán como tantos otros en la posguerra europea. El desembarco se completa con la proyección en la primera edición del Festival de San Sebastián de Magia verde (Magia verde, Gian Gaspare Napolitano, 1953), “un largo documental italiano realizado por el procedimiento del Ferraniacolor, y que causó la mejor sensación en su verismo, en la poesía de muchas secuencias y en la belleza de los paisajes y de la fauna recogidos”. [Francisco Echeverría: “Terminó el Festival de San Sebastián”, en Primer Plano, núm. 677, 4 de octubre de 1954.] La copia pasa poco después en Barcelona, con ocasión del denominado I Festival de Cine de la Mercé.
Como en Italia, en España el Ferraniacolor se prueba con cortometrajes documentales, dentro de la línea para este tipo de producciones que ha abierto el noticiario oficial No-Do; en concreto, el No-Do en Color núm. 4: Jardines, corceles y arte (Francisco Centol, 1954). Como ya vimos aquí, el organismo sirve de banco de pruebas para producciones en Agfacolor, Gevacolor y más adelante en Eastmancolor. El procedimiento italiano es uno más a ensayar, pero mientras el Agfacolor es remitido a Alemania para ser procesado allí, Ferrania cede su tecnología a los laboratorios Cinefoto de Barcelona, propiedad de Daniel Aragonés y Antonio Pujol. Ahí se revela este cortometraje que no deja de ser un agregado de motivos varios, reunidos en torno a su vistosidad cromática. Y así, las flores de los jardines de Aranjuez y la creación artesanal de porcelanas y tapices se dan la mano con unos ejercicios ecuestres de la Guardia Mora de Franco.
El mismo contenido heterogéneo domina el No-Do en color N. 5: Temas salmantinos (Francisco Centol, 1954). Manifestaciones en honor del Caudillo en la Plaza Mayor, bailes folclóricos a orillas del Tormes y una boda charra en La Alberca proporcionan el principal interés cromático a un cortometraje presidido, por lo demás, por las tonalidades tenues de la piedra arenisca de los edificios barrocos y unos cielos y campos de un azul y un verde un tanto desvaídos.
La Pasión en Castilla (José López Clemente, 1955), tercer documental en Ferraniacolor producido por No-Do, tiene unas características bien diferentes, aunque la fotografía esté firmada de nuevo por Francisco Centol. El corto se inscribe en la tradición del documental de arte, relatando la última semana de la vida de Jesucristo a partir de las imágenes policromadas conservadas en el Museo Nacional de Escultura e Iglesias Penitenciales de Valladolid. El resultado es de un tenebrismo muy acorde con el barroco y con el tema, en el que destaca la utilización de luces filtradas para los fondos.
De La capra hispánica (Alberto Carles Blat, 1957) ya hablamos aquí. Mencionemos ahora las características del Ferraniacolor para recoger efectos de luz en el paisaje nevado. Procesado una vez más en los laboratorios Cinefoto/Fotofilm de Barcelona, el trabajo fotográfico del propio Alberto Carles Blat presenta ciertas discontinuidades, pero arriesga al intentar reflejar el paso de las nubes sobre el paisaje o los primeros rayos del sol sobre la laguna helada. De más seguro resultado es la escena en el interior del parador, con las llamas doradas bailando en la chimenea y el pañuelo rojo del protagonista. El guarda mayor del coto de Gredos ofrece una estampa velazqueña en la límpida luz matinal.
Aunque se trata de una producción de la Dirección General de Montes, Caza y Pesca Fluvial El bosque y el agua (Francisco Centol, 1957) fue distribuida por No-Do, sumándose así a la filmografía del noticiario oficial filmada en el procedimiento italiano. Se da la circunstancia además de que en esta cinta se utilizó el procedimiento autóctono de pantalla ancha denominado Hispanoscope. Con una fotografía firmada al alimón por Centol y Vicente Minaya, poco tiene que ver con los tonos suaves de la primera época. La descripción de la riqueza fluvial y forestal de España prima todos los matices del verde, como no podía ser de otro modo. No obstante, hay una serie de planos sobreexpuestos en los que la señal de color queda ciertamente distorsionada.
Hasta donde he podido averiguar, este es el último documental en Ferraniacolor con intervención de No-Do. La casa italiana renuncia a su procedimiento en 1959 ante la embestida comercial del Eastmancolor. [Alberto Farassino y Ugo De Berti: “Le invenzioni: dalla tecnica allo stile”, en Storia del cinema Italiano vol. 10 (1960-1964). Roma: Edizioni di Bianco & Nero, 2001, pág. 373]
El noticiario oficial mantendrá cierta continuidad, en cambio, en la producción en Agfacolor hasta la definitiva implantación hegemónica del Eastmancolor a principios de la década de los sesenta.
Todos los documentales están disponibles en el repositorio de No-Do que mantienen Filmoteca Española y RTVE. De ahí proceden las capturas que ilustran este texto.
































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