domingo, 11 de abril de 2021

frankovich y barnes descubrieron españa antes que bronston

A Jacob

Tormenta (John Gullermin y Alfonso Acebal, 1956) es uno de los quince títulos de la década de los cincuenta que el Catálogo del Cine Español (1951-1960) [Filmoteca Española, 2020] da por desaparecidos en archivos locales y foráneos. El aserto es veraz en lo que concierne a la versión española, pero ambiguo en cuanto a la preservación de Thunderstorm, la versión británica, editada en DVD por el sello Network. La cinta se rodó durante el verano de 1955 en Mundaca y otras localizaciones de la costa vasca para rematar su producción en los estudios Shepperton, en Surrey. Por entonces, ésta era la plataforma de producción europea del estadounidense Mitchel J. Frankovich.

Hijo de emigrantes yugoslavos en Estados Unidos, Frankovich fue prohijado por el comediante Joe E. Brown y empezó en el mundo del espectáculo al trabajar nada menos que junto a Mary Pickford y a las órdenes de Lubitsch en Rosita (1923). En la universidad triunfó en el deporte, intervino de nuevo en algunas películas, fue locutor deportivo radiofónico y piloto de las fuerzas aéreas estadounidenses en la II Guerra Mundial. En 1940 se había casado con la actriz británica Binnie Barnes, que por entonces llevaba un lustro trabajando en Hollywood.

Al finalizar la contienda se trasladan a Europa, como otros muchos productores estadounidenses. Frankovich ha sido jefe de producción en Republic Pictures y busca acuerdos a tres bandas: estudios y técnicos italianos, financiación a partir de los fondos de las majors retenidos en Gran Bretaña y distribución mundial a través de los mismos con repartos anglosajones con tirón intenacional. Es así como en septiembre de 1949 negocia con Walter Wanger participar, mediante una compañía transalpina bautizada Venus Films, en la producción de una adaptación de Balzac en la que Max Ophuls va a dirigir a Greta Garbo: La Duchesse de Langeais. La defección sucesiva de Peppino Amato y Arrigo Colombo, los dos productores italianos interesados en el proyecto, y la alianza del estudio Scalera Film con Frankovich para controlar la producción hacen desistir finalmente a Wanger de llevar adelante la película. Sin embargo, éste encontrará un nuevo proyecto que realizar en Scalera Film.

 

La strada buia / Fugitive Lady (Sidney Salkow y Marino Girolami, 1950) está basada en una novela de Philip Yordan, futuro colaborador en España de Samuel Bronston y explotador en Europa de las víctimas de la caza de brujas del senador McCarthy. Desconozco Dark Road —el relato adaptado, de acuerdo con los títulos de crédito—, pero un proyecto con este título circulaba ya por los estudios estadounidenses una par de temporadas antes. [addenda 02/05/2021: El guión parte de una novela de Doris Miles Disney titulada Dark Road o Dead Stop y publicada en español por la editorial Molino como Cien mil dólares de seguro, aunque leída la sinopsis no parece tener demasiada relación con el argumento de la película. Acaso por ello, la copia italiana atribuye el argumento al trapisondista Philip Jordan.]

Se trata de un noir con todas las de la ley, con su femme fatale, un acaudalado marido muerto en extrañas circunstancias y un agente de la compañía de seguros londinense con la que el fallecido había suscrito una póliza de vida millonaria investigando el caso. O sea, algo atípico en la producción italiana de estos años, más proclive a incardinar las intrigas en la realidad contemporánea por cuenta del mercado negro o la corrupción. La cinta se rueda en doble versión idiomática a finales de 1949 y pasa censura en Italia el 18 de abril de 1950. En Reino Unido se estrena un año más tarde y en Estados Unidos en julio de 1951 con distribución de Republic Pictures.


Binnie Barnes interviene en otra producción británica de capa y espada dirigida en Italia por Salkow, Shadow of the Eagle (1950), aunque en esta ocasión no hay rastro de Frankovich en los créditos. Eso sí, aprovechando las subvenciones que el gobierno italiano proporciona a este tipo de películas, Frankovich cierra acuerdos con pequeños estudios estadounidenses y planea cinco películas más en los siguientes doce meses a rodar en Italia, Suiza y Gran Bretaña con estrellas como Veronica Lake y Farley Granger. Exteriores en Italia, interiores y laboratorio en Reino Unido, reparto angloparlante en los papeles principales y doblaje al italiano para obtener una doble versión son las características comunes de estas producciones. De estos cinco proyectos, sólo se logra I’ll Get You for This (Los asesinos acusan, Joseph Newman, 1951), que en los archivos italianos consta como producción exclusivamente británica de Venus Films. De hecho, cuando la cinta pasa censura con el título de Il covo dei gangsters la comisión autoriza su exhibición simpre que se suprima una escena en la que resulta visible la matrícula italiana de un automóvil [informe de censura del 28 de abril de 1953, en Italia Taglia].

Establecida la pareja en Londres, la siguiente noticia que tenemos de ellos los liga ya a España en la producción de Tres historias de amor / Decameron Nights (Hugo Fregonese y Alfonso Acebal, 1953). Como la conjunción de los dos títulos indica, se trata de tres cuentos del Decamerón bocacciano enlazados por una historia marco. Los cuatro relatos están protagonizados por Joan Fontaine y Louis Jourdan y, aunque están ambientados en Italia, Marruecos, Francia y España, toda la producción tiene lugar en este último país.

Fotografía de Frankovich y Barnes en Madrid,
publicada en Primer Plano, núm. 600,
13 de abril de 1952.

Los productores y el director se instalan en un céntrico hotel de Madrid en abril de 1952 y recurren a las murallas de Ávila para ambientar Florencia o a la Alhambra de Granada para localizar Marruecos. De cara a legitimar el proyecto ante la administración española, Cesáreo González adquiere estatuto de coproductor y Alfonso Acebal figura como “director adjunto”. En el elenco, en pequeños papeles: Aurora de Alba, Carlos Villarias, Gerard Tichy y Carlos Díaz de Mendoza. A pesar de ello, la Junta de Clasificación y Censura reconoce la participación española con la condición de que no puede acogerse a los beneficios del crédito Sindical ni optar a la obtención de permisos de importación. Según el pressbook español la cosa queda como sigue...

Una producción
FILM LOCATIONS
de
M. J. Frankovich y W. Szekeley
en colaboración con
SUEVIA FILMS-CESÁREO GONZÁLEZ

En España fue distribuida por Suevia Films, en Gran Bretaña por Eros Films y en Estados Unidos por RKO con ocho minutos menos que en la versión británica.

Donald alaba en ABC las interpretaciones y la inserción de los personajes en paisajes ibéricos:

Para mí el mayor acierto de Fregonese y sus cineístas es haber “rodado” los exteriores en nuestro país. Animadas por el tecnicolor, que es magnífico, las vistas de Granada, Ávila, Segovia, el mar de Palamós, etcétera, son admirables. A cambio de tanto “sabor” visual los relatos resultan insípidos, y es una pena, porque la interpretación es, asimismo, excelente. Joan Fontaine continúa apareciendo encantadora; tiene gracia, flexibilidad, elegancia su figura, son equilibrados sus ademanes, y es suave y picante, a la par, su belleza. Jourdan es el galán apropiado y se mantiene siempre sobrio en su papel de narrador, y en los tres tipos de “enamoradores” que encarna. Es el “film” principalmente una obra de composición, de colocación de figuras en sus fondos luminosos; una película de estampas y si era eso la única aspiración de quienes lo concibieron y realizaron pueden considerarla cumplida. [Donald, en ABC, 12 de enero de 1954, pág. 27.]

 

Como productor asociado de Decameron Nights figuraba Montagu Marks —un veterano de las producciones de Alexander Korda con el que ya nos hemos encontrado en Castillo de naipes (Jerónimo Mihura, 1943)— y como coordinador de producción en España Juan N. Solórzano, cuyos nombres también encontramos en la nueva producción de Film Locations a rodar en España, aunque en esta ocasión no haya ninguna productora española asociada al proyecto: Malaga / Fire over Africa (Fuego sobre África, Richard Sale, 1954). Llos interiores se ruedan en los estudios Shepperton, pero los exteriores se filman en la Costa del Sol a finales de octubre y principios de noviembre de 1953 —de ahí los dos títulos que se barajaron durante la preproducción, Malaga y Port of Spain— con una breve incursión en Tánger para tomar algunos exteriores que sirven de prólogo a la cinta.

El argumento parte de una idea sobre la que Philip Yordan y Tony Bartley habrían empezado a escribir en 1952 aunque al final el guión queda acreditado a Robert Westerby. En cualquier caso, el resultado es una historia de aventuras de las que uno puede leer en una novela de a duro: el Sindicato del Crimen campa a sus anchas por Tánger y los servicios de inteligencia de todos los países presentes en la ciudad internacional se confabulan para desenmascarar a su cabecilla. La única solución que se les ocurre es que tal tarea sea llevada a cabo por una mujer tan atractiva como resolutiva. Y no hay duda de que Joanna Dane (Maureen O'Hara) lo es: experta en artes marciales, imbatible con los naipes y no titubeará en apretar el gatillo cuando el contrabandista Van Logan (MacDonald Carey) se ponga en su camino. Igual que en Casablanca todo el mundo se encontraba en el Rick’s Café, en Tánger todos acuden al Frisco’s Bar. Allí actúa la bailaora Carmen Carrasco:

Yo trabajaba en el ballet del hotel Miramar cuando llegó a Málaga el equipo de la película Fuego sobre África, el director Richard Sale me vio actuar una noche. Al terminar la actuación me llamó a su mesa y me propuso un papel para la película. Mi participación consistía en bailar en un bar marroquí, que en realidad se rodó en El Refugio, en la calle Alcazabilla. También tenía que decir una frase cuando Maureen O’Hara entrara por la puerta" [carmencarrasco.jimdofree.com]

 

Binnie Barnes y Maureen O'Hara en el Frisco's Bar de Tánger

Pero ni Van Logan es lo que parecía —algo que ya sabíamos desde el principio— ni Frisco resulta ser un tipo tan duro y desengañado como Rick Blaine, sino una mujer sofisticada (Binnie Barnes, cómo no) que sabe desenvolverse entre canallas de la peor ralea. Para descubrir a su presa, Joanna se embarcará en el barco de Van con destino a Málaga. El gran final es el desbaratamiento de una gran operación de contrabando por parte de la benemérita en la que se disparan más tiros que en Little Big Horn. La resolución del caso queda en manos de foráneos, pero la Guardia Civil colaboró sin duda en la producción, en tanto los malagueños seguían fascinados las evoluciones del equipo por el puerto, la calle Larios y plaza de la Marina, el castillo de Gibralfaro y el hotel Miramar, según cuenta Juan Antonio Vigar:

También se utilizaron la mansión Bellavista, en la avenida Pintor Sorolla, y el bar El Refugio, situado en la zona de calle Alcazabilla, que simulaba ser el bar Frisco's, lugar de reunión de los espías que poblaban la película. Para este filme, Málaga se convirtió a un mismo tiempo en decorado real y localización ficticia. Era Málaga cuando debía ser Málaga y también era Tánger cuando aquí se simulaban las calles, el puerto y los establecimientos de la agitada ciudad marroquí. [Juan Antonio Vigar: “Málaga, protagonista y decorado: Rodajes y anécdotas del cine internacional en la Costa del Sol”, en Litoral, núm. 252, 2011, págs. 318-331.]

La última incursión del matrimonio Frankovich-Barnes en tierra española es Tormenta / Thunderstorm (John Guillermin y Alfonso Acebal, 1956), la película con la abríamos estas líneas. En esta ocasión, la empresa foránea es Hemisphere Films —no sabemos si británica o estadounidense— y en los créditos aparece Binnie Barnes como productora, sin mención alguna a su marido, que es quien ha presentado la solicitud de rodaje en la Dirección General de Cinematografía y Teatro el 13 de octubre de 1954 [Archivo General de la Administración, 36/4759]. Asume la parte española Marco Films, con este único título en su cartera. La empresa fue creada ex profeso para esta aventura por el constructor Emilio Colomina de la Torre, marqués de La Felguera. Nominalmente, cuenta con un presupuesto de nueve millones de pesetas que ambas partes asumen al cincuenta por ciento. Estamos muy lejos, por tanto, de los cuarenta y seis millones de pesetas que ha costado Decameron Nights. Por otra parte, la documentación oficial nos permite conocer cómo se financiaban este tipo de producciones ya que Frabnkovich Productions solicita el desbloqueo de los fondos de la filial española de la petrolera Vacuum Oil Company.

A pesar de su condición de coproducción reconocida por la administración apenas hay créditos españoles en la copia británica. En la cabecera sólo figura Manuel Berenguer como responsable de la fotografía y en el rodillo de salida, a partir del séptimo puesto en el escalafón del reparto aparecen los siguientes actores con los personajes que interpretan: [José] Marco Davó (Padre Flores), Félix de Pomés (Domingo Ribas), Néstor M. Meana (Lalo), Carlos Díaz de Mendoza (Pedro), Julia Caba Alba (Señora Hidalgo), Isabel de Pomés (Señora Álvarez), Conchita Bautista (Margo), Amalia Iglesias (Dolores) y Manuel San Román (Manuel Hidalgo). Salvo los dos primeros, en papeles secundarios, los demás tienen cometidos bastante episódicos o, incluso, “de bulto”. De hecho, el papel que tiene el sacerdote, a pesar de abrir y casi cerrar la película, pareció insuficiente a la censura previa, que obligó a modificar algunas actitudes que se consideraban poco acordes con su ministerio.

La película arranca con el recorrido que el padre Flores hace por el pueblo de San Lorenzo a la espera de que lleguen los barcos de pesca. Todos ellos son propiedad del brutal Pablo Gardea (Charles Korvin), quien hace y deshace a su antojo en el pueblo. Diego (Carlos Thompson), uno de los pescadores, encuentra en un velero a la deriva a María (Linda Christian), una mujer con un oscuro pasado. Diego la aloja en su casa mientras reparan su embarcación y entre ellos surge el amor. Sin embargo, los obstáculos se acumulan para su plena realización: Pablo asedia a María y hace que primero peguen una paliza y luego detengan por asesinato a su rival. Pero tampoco la mujer, convencida de que trae el infortunio a los hombres a los que ama, hace nada por reforzar su relación una vez que se ha entregado a Diego, que ha entrado en contacto con un armador de la ciudad vecina (Félix de Pomés) para que le ceda un pesquero de gran tonelaje con el que poder hacer frente al cacicato de Pablo.

A película terminada, la censura eliminó cinco minutos de metraje, si es que no fue la propia productora la que prescindió de ellos en el momento de someter la película a su consideración. La escena de amor en la playa entre Diego y María y el posterior intento de violación fueron a buen seguro, si no amputados totalmente, sí seriamente recortados. No obstante, el principal problema de la productora fue el reconocimiento de la aportación española por parte del Servicio de Ordenación Económica del Ministerio de Industria, que la redujo a poco más de dos millones de pesetas. Entre dimes y diretes el estreno se va demorando. En Barcelona no se estrena hasta el 17 de julio de 1959 y en Madrid hasta tres meses más tarde todavía. La modestia de las salas en las que se proyectó nos ha impedido encontrar ninguna crítica en los caladeros habituales.

Al mismo tiempo que rueda estas películas en España, Frankovich saca adelante cuatro producciones británicas con la marca Film Locations y el respaldo para la distribución internacional de Columbia Pictures: Footsteps in the Fog (Pasos en la niebla, Arthur Lubin, 1955), Joe MacBeth (Cautivo del terror, Ken Hughes, 1956) —otro guión firmado por Yordan—, Soho Incident / Spin a Dark Web (Vernon Sewell, 1957) y Wicked As They Come (La vividora, Ken Hughes, 1957) [Sue Harper y Vincent Porter: British Cinema of the 1950s: The Decline of Deference. Oxford: Oxford University Press, 2003, pág, 130.]. Gracias al éxito de la primera de ellas, protagonizada por Stewart Granger y Jean Simmons, Frankovich fue nombrado responsable de la filial británica del estudio y, finalmente, regresó en 1963 a Estados Unidos en calidad de jefe de producción de la compañía matriz, con la que siguió manteniendo tratos preferentes como productor independiente de grandes éxitos de taquilla desde 1967.

Para entonces, el espejismo de un Hollywood en las afueras de Madrid edificado por Samuel Bronston ya se ha desvanecido [véase: Jesús García de Dueñas: El imperio Bronston. Madrid: Ediciones del Imán, 2000]. Sidney W. Pink está también agotando el ciclo de películas rápidas que factura junto a José María Elorrieta. Seguro que hubo otros que llegaron antes, pero junto con los hermanos Danziger —otros norteamericanos que se instalaron en Inglaterra y recalaron en España para coproducir Muchachas de Bagdad / Babes in Bagdad (Jerónimo Mihura y Edgar G. Ulmer, 1952)—, Mike Frankovich y Billy Barnes fueron pioneros en esto de las producciones foráneas  con modos hollywoodenses en suelo hispano.

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