La operación Tuset Street (1969), promovida por Ricardo Muñoz Suay, pretendía la incorporación de los elitistas postulados de la Escuela de Barcelona al cine, llamémoslo, comercial. De ahí que se contara con Jorge Grau para dirigir la película y con Rafael Azcona como colaborador literario. También de la incorporación al reparto de Teresa Gimpera, Emma Cohen, Joaquín Jordá y Luis G. Berlanga. En la contraparte estaban Sara Montiel y la producción de Proesa y Cesáreo González. Proesa estaba formada por Marciano de la Fuente —representante de los intereses de Cesáreo González— y José Vicente Ramírez García-Olalla, marido y representante de Sara Montiel, que de este modo invertía su caché como coproductora. [Esteve Riambau y Casimiro Torreiro: Productores en el cine español: Estado, dependencias y mercado. Madrid: Cátedra / Filmoteca Española, 2008, pág. 234.]
Aquello acabó como el rosario de la aurora. Todos los implicados han dado su versión del asunto, más o menos interesada. El hecho es que en enero de 1968, después de haber rodado un tercio del metraje —en su monografía sobre Marquina, Julio Pérez Perucha afirma que el 80%—, la estrella se plantó, el director negoció su salida del proyecto y el veterano Marquina se hizo cargo de la película, así que es difícil atribuirle a nadie la autoría de lo que queda. La sinopsis de partida era obra de Grau y de Enrique Josa. Estaba pensada para que la protagonizara Serena Vergano y trataba sobre la relación entre una vedette del Molino y un joven profesional en una Barcelona que buscaba sus referencias en el swinging London y en el París de la Nouvelle Vague. Lógicamente, la presencia de la internacional manchega descompensó lo que sobre el papel podría haber funcionado al modo de un drama romántico en sordina, contemporáneo y truffautiano, como el que Grau acababa de hacer en Una historia de amor (1966).
En su versión definitiva Tuset Street presenta a un donjuán moderno (un desnortado Patrick Bauchau) que seduce por una apuesta a la vedette del Molino y prostituta ocasional Violeta (una reciclada Sara Montiel), para terminar dándose cuenta, cuando ya sus amigos han puesto en evidencia la superchería inicial, de que éste era el amor de su vida. O sea, una nueva Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956) con los roles cambiados. El final ofrece, en montaje paralelo, las frías calles en el amanecer barcelonés después de una noche de juerga y los calurosos aplausos en el Paralelo para la artista que ha fracasado una vez más en el amor. Una idea que posiblemente estuviera en el argumento original, pero que no termina de encajar en una cinta que ni pudo ser escaparate para el gran público de la Escuela de Barcelona ni vehículo para la puesta al día de Sara Montiel.
Marquina ya había tenido relación con la estrella cuando se le encargó desde Balcázar proporcionar viabilidad presupuestaria a la producción de La dama de Beirut (1965), cuyo rodaje se había visto suspendido repentinamente por el fallecimiento de Ladislao Vajda, y mantenía relaciones cordiales con Marciano de la Fuente desde su etapa de Tarfe Films, así que la elección estaba clara. En junio de 1970 se anuncia que está punto de empezar a rodar Esta noche a las diez, comedia policiaca que deberían protagonizar Elisa Montés, Pastor Serrador y Paco Morán. [Antonio Colón: “El cine del mundo”, en ABC, 19 de junio de 1970, pág. 52.] Sin embargo, su última película como director será Cerco de terror / Corruption (1970). La cinta bascula entre el thriller psicológico y el giallo. Ambientada en Nueva York y Miami, la historia arranca con un crimen montado como si fuera una alucinación. Carla (Libertad Leblanc) dispara contra su amante, Nick (Carlos Piñar). Inmediatamente después de los créditos la vemos llegar a Florida, donde su marido, el doctor Warren (Riccardo Garrone), un médico eminente, asiste a un congreso de su especialidad. La vida marital no es nada fácil porque, debido al trauma que le causó aquella muerte, Carla es incapaz de mantener relaciones sexuales con él. Además, éste debe tratarla de las alucinaciones que sufre continuamente y en las que se cree atacada por el fantasma del difunto. Para terminar de liar la situación, el detective del hotel, Andrew (Tony Kendall, el protagonista de la serie de pseudo-Bonds alemanes Kommissar X), deja plantada a su novia (Loredana Giusti) con la excusa de que debe vigilar a la atractiva señora Warren. Finalmente, Carla decide ponerse en manos de un psiquiatra (Francisco Piquer) que es el futuro suegro de Andrew. Ha transcurrido una hora de metraje cuando Carla le cuenta al psiquiatra lo que ocurrió en Nueva York y de que en un inesperado —¿o no?— giro argumental descubramos que nada es lo que parece.
Homenajes a Psycho (Psicosis, Alfred Hitchcock, 1960) y visiones distorsionadas por el LSD se alternan con largos fragmentos de viaje en coche o de navegación en hidrodeslizador por los manglares de Florida que parecen exclusivamente concebidos para que luzcan las localizaciones, sin el más mínimo interés dramático. Todo ello propicia una estructura en dientes de sierra en la que la posible intriga se diluye una y otra vez en interludios inanes. Tampoco las interpretaciones del elenco ítalo-español, con el añadido de la argentina Libertad Leblanc —menos desnuda que en otras películas coetáneas, al menos en la versión que se exhibió en España—, resultan sobresalientes. En un conjunto, por tanto, con notables carencias sobresalen la voluntad de estilo en algunas secuencias aisladas, la relevancia un tanto ornamental de las localizaciones estadounidenses, y ciertos apuntes argumentales que, más allá de la intriga de novela de quiosco, buscan dotar al villano de un carácter de superhombre nietzscheano.
Pareciera que este extraño quiebro hubiera supuesto el telón en la filmografía de Luis Marquina. Pues no. En 1973 se estrena en España la comedia familiar de filiación disneyana El hombre invisible / L’inafferrabile invincibile Mr. Invisibile (Antonio Margheriti, 1970) —nueva coproducción con participación de la Producciones DIA de Miguel Tudela— en cuyos créditos Marquina figura como guionista único a partir de una supuesta novela de Mary Eller. Telón rápido.
publicada en Primer Plano, núm. 323, 22 de diciembre de 1946
El bailarín y el trabajador (1936)
La chismosa (1938), con Enrique Susini
El último húsar / Amore di ussaro (1940)
Yo soy mi rival / L'uomo del romanzo (1940), con Mario Bonnard
Su hermano y él (1941)
Torbellino (1941)
Malvaloca (1942)
Vidas cruzadas (1942)
Noche fantástica (1943)
Santander, la ciudad en llamas (1944)
Doña María la Brava (1948)
Filigrana (1949)
El capitán Veneno (1951)
Quema el suelo (1952)
Amaya (1952)
Manchas de sangre en la luna / Come Die, My Love (1952), con Edward Dein
Así es Madrid (1953)
Alta costura (1954)
Las últimas banderas (1957)
Aventura para dos / Spanish Affair (1956), con Don Siegel
¡Adiós, Mimí Pompón! (1961)
Ventolera (1962)
La viudita naviera (1962)
La batalla del domingo (1963)
Valiente (1964)
Tuset Street (1968)
Cerco de terror / Corruption (1970)
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