Hoja del Lunes de Barcelona, 17 de mayo de 1965
El 14 de febrero de 2023 es una fecha señera en nuestra modesta historia. Para celebrar su septuagésimo cumpleaños, Filmoteca Española proyectó El cálido verano del señor Rodríguez (Pedro Lazaga, 1964), una película desaparecida desde finales de los años sesenta. Había contribuido a su escamoteo el hecho de que no quedase ninguna copia positiva después de su circulación comercial.
Se trata de la primera producción de la Cooperativa Atlántida, cuyo presidente es Carlos Grande González, que también actúa como jefe de producción. La legislación impone que, para poder integrarse en el suculento negocio de las coproducciones, una productora tiene que haber realizado un número mínimo de películas cien por cien nacionales. Una vez arrancada la maquinaria, la Cooperativa Atlántida factura tres wésterns antes de lanzarse, ya bajo el control de José Frade, a las coproducciones tripartitas con Francia e Italia en los géneros más habituales en esos años: el pseudobondismo, el revival gangsteril o los atracos perfectos.
La recién creada productora recibe en 1963 un crédito sindical de 1.260.000 pesetas y la protección estatal a la película asciende a algo más de 1.600.000. Son cifras análogas a las que obtienen cintas coetáneas como El camino (Ana Mariscal, 1963) o Brandy (El sheriff de Losatumba) (José Luis Borau, 1963), calificadas las tres en Primera B. Eso sí, El cálido verano del señor Rodríguez sólo es apta para mayores de dieciocho años y la calificación moral de la Iglesia católica alcanza el nivel 3; o sea, “peligrosa”.
Grande González figurará también como promotor de otra cooperativa cinematográfica, Destello Films, con una única producción en su haber: Posición avanzada (Pedro Lazaga, 1965). El productor fallece en 1985 sin descendencia directa, así que, finalizado el ciclo de distribución, la cadena de derechohabientes se corta y El cálido verano del señor Rodríguez se queda “huérfana”. Nadie hace valer derechos de explotación sobre la misma y, por tanto, no tiene pases televisivos ni circula en formato doméstico.
La jugada se basa en la popularidad televisiva de sus dos protagonistas José Luis López Vázquez y Elvira Quintillá. Ambos han interpretado las cuitas de una pareja contemporánea en Tercero izquierda (Fernando García de la Vega, 1962-1963), viñetas de unos diez minutos escritas por el codornicista Noel Clarasó para la pequeña pantalla. Emitida los sábados en horario de máxima audiencia y en riguroso directo, justo antes de ¡Silencio, vivimos! y del carrusel de variedades Gran parada, el programa se hizo popularísimo al presentar las pequeñas tribulaciones cotidianas de un matrimonio contemporáneo. La serie tiene dos vástagos cinematográficos: el legítimo es Confidencias de un marido (Francisco Prósper, 1963) —«una recopilación, o mejor, una selección, de las anécdotas de la divertida serie ligadas por una leve, casi inexistente, línea argumental»—, en el que Amparo Soler Leal sustituye a Elvira Quintillá; y el bastardo este Cálido verano del señor Rodríguez, que, si bien recupera al reparto original, le da la vuelta como a un calcetín a las situaciones cotidianas del formato televisivo. [Zoom a Lazaga, págs. 124-125.]
Rodada durante el verano de 1963, la película cuenta con distribución de Warner Bros., que la utiliza para cubrir la cuota de pantalla; o sea, para poder exhibir en España las cintas estadounidenses de campanillas. La primera noticia que tenemos de su carrera comercial es un pase en agosto de 1964 en un cine cacereño de programa doble. Luego, Logroño, Santander, La Coruña, Granada, Sevilla... Por fin, la penúltima semana de mayo de 1965 forma parte de uno de los popularísimos programas dobles del barcelonés cine Capitol, conocido como “Can Pistoles”, entre un aluvión de novedades: nada menos que trece. En Madrid no se estrena hasta el 12 de julio de ese mismo año, fechas poco propicias por el calor. Las copias programadas en las salas de sesión continua Progreso y Bilbao —ninguna de las dos anuncia refrigeración— permanecen dos semanas en cartel y siguen su carrera comercial en programas dobles y en el circuito provincial: Mallorca, Burgos, de nuevo Granada... El último pase que hemos localizado tiene lugar en abril de 1970 en el madrileño cine Carretas que programa sesión continua desde las diez de la mañana hasta medianoche. Podemos imaginarnos en qué estado estaría la copia.
Desconozco el origen de los materiales negativos y de créditos conservados en Filmoteca Española. En cualquier caso, a falta de un material positivo, la cinta de Lazaga ha resultado invisible durante los últimos cincuenta años. La investigación que emprendimos para escribir Zoom a Lazaga (La Biblioteca de la Abadía, 2021) puso de relieve la imposibilidad de acceder a ella. La familia Lazaga nos facilitó gentilmente la consulta de un guión —con notas manuscritas del propio cineasta— que no está ni en el
archivo cinematográfico ni en la Biblioteca Nacional de España. Junto con una revisión hemerográfica y la consulta del expediente de Censura en el Archivo General de la Administración nos permitió hacernos una idea y llegar a algunas conclusiones —equivocadas, cuando no incompletas— sobre la película. Finalizado el estudio, propusimos a Filmoteca Española la posibilidad de recuperar la película y realizar una presentación en el cine Doré. La idea era hacerlo en octubre o noviembre de 2022, en el “mes del Archivo” o aún vigente el ciclo montado a propósito del centenario de José Luis López Vázquez. No pudo ser. Al cúmulo de proyectos que debían rematarse antes de fin de año, se sumó el que apareciera una lata más con varios rollos cuyo contenido había que verificar. Como en el expediente administrativo no figuraba que hubiera habido cortes dictados por la censura, Filmoteca Española decidió recurrir una vez más al guión conservado la familia Lazaga para reinsertar en la copia el metraje exento.
El resultado de todos estos desvelos particulares y del buen hacer del organismo público es lo que se proyectó en el Doré el día de San Valentín: una película resuelta por Lazaga con un pulso y una inventiva sin desmayos, protagonizada por unos pletóricos Elvira Quintillá —en un papel quíntuple— y José Luis López Vázquez, secundados por una juvenil Esperanza Roy y por Lola Lemos, Agustín González, Ángel Álvarez, Venancio Muro, Julio Carabias, Adriano Domínguez o Juan Cazalilla, con una magnífica fotografía en blanco y negro de Eloy Mella y algunas diabluras de montaje de Alfonso Santacana. Una cinta perfectamente emparejable en ligereza y rigor humorístico con Trampa para Catalina (Pedro Lazaga, 1961) que en nuestra modesta historia, como decíamos al principio, adquiere dimensiones cósmicas.
Adenda del 27 de febrero de 2023:
La reseña de la película en La Abadía de Berzano.
Adenda del 1 de septiembre de 2023:
Del 1 de septiembre al 1 de octubre la película estará disponible en el canal Flores en la sombra de Filmoteca Española: https://vimeo.com/channels/1546070
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