Cerramos nuestro recorrido por la filmografía de Javier Setó con las coproducciones hispano-italianas de los sesenta, tres películas afiliadas a sendos filones consolidados en la industria transalpina: la cinta de episodios, el thriller y los mafiosos ítaloamericanos de la época de la Ley Seca.
Según los registros itálicos Las otoñales / Le tardone (1964) está dirigida y producida exclusivamente por Marino Girolami en tanto que Álvaro Sáenz de Heredia habría ejercido de segundo ayudante de dirección. En torno a cinco mujeres “maduras” que no renuncian al amor se conciben otros tantos episodios según un modelo productivo que los italianos explotan sin desmayo durante estos años: “La svitata”, a partir de un guión de Roberto Gianviti; “Un delitto quasi perfetto”, con libreto de Costa y Menduni; “40 ma non lo dimostra”, escrito por su protagonista, Walter Chiari, y por Tito Carpi; “Canto flamenco”, de un original de Paulino Rodrigo; y “L’armadio”, de Scarnicci y Tarabusi. Si Javier Setó tuvo alguna participación en la cinta, habría sido en todo caso en el cuarto episodio, en el que intervienen Julio Peña y Paquita Rico y hay dos temas compuestos por Augusto Algueró. Pero tampoco la cartelería española menciona la labor de Setó, así que su presencia en las fichas debió de ser un nuevo caso de picaresca mediante el que Chapalo Films, la empresa de los hermanos Sáenz de Heredia, justificó la participación española en la coproducción ante el Sindicato Nacional del Espectáculo y la Dirección General de Cinematografía.
Cosa muy distinta es Viaje al vacío / L’assassino fantasma (1968) . El punto fuerte de la cinta es su buen pulso a la hora de mantener el tempo y disponer una puesta en escena imaginativa cuando el cine mediterráneo de intriga y acción se adocena por momentos. Todo ello, más allá de los previsibles giros argumentales propiciados por la existencia de dos hermanos gemelos, Peter y John (Larry Wald), enamorados de la misma mujer (Teresa Gimpera), con el aliño de un crimen perfecto, un chantajista y una amante (Giacomo Rossi Stuart y Silvana Venturelli). Tomando prestados recursos formales de otras películas que han tratado sobre el lavado de cerebro, como The Manchurian Candidate (El mensajero del miedo, John Frankenheimer, 1962) o The Ipcress File (Ipcress, Sidney J. Furie, 1965), Setó prodiga contraluces, movimientos de cámara bruscos, contrapicados enfáticos, grandes angulares, planos de detalle... en un montaje, firmado por Gaby Peñalba, que saca buen partido del material. Enlaza así este penúltimo trabajo de Setó con Mercado prohibido (1952), su primera realización en formato largo. Una innecesaria voz en off y algunos boquetes en el libreto de Santiago Moncada y el propio Setó no desmerecen la labor de conjunto, a la que suman también unos exteriores convenientemente lluviosos o nocturnos localizados en Biarritz, Bilbao, Durango y Elorrio.
El organismo censor italiano clasificó la película para mayores de
catorce años, “por la atmósfera angustiosa y alucinante en la que se
desenvuelve la trama y por algunas escenas de carácter erótico y
violento que no son apropiadas para la sensibilidad de dichos menores”.
[Informe de censura del 1 de marzo de 1969, en Italia Taglia.] Algunos desnudos femeninos, ciertamente tímidos, no alcanzaron las pantallas españolas. Otros, se rodaron en doble versión según la norma de las coproducciones en ese momento de recrudecimiento de la censura española y de relajación en el resto de Europa.
Antes de que The Godfather (El padrino, Francis Ford Coppola, 1972) cambiara el concepto del cine que retrataba la historia de la Mafia en América, había habido un filón a medio camino entre la violencia explícita de las películas de Arthur Penn o Sam Peckimpah y la mirada retro a los turbios años de la Prohibición. La popular serie The Untouchables (Los intocables, 1959-1963) y películas como The St. Valentine’s Day Massacre (La matanza del día de San Valentín, Roger Corman, 1967) abrieron el melón a este lado del Atlántico y la factoría europea dio a luz productos más o menos miméticos como Borsalino (Borsalino, Jacques Deray, 1970), el doblete zabalciano Homicidios en Chicago / El regreso de Al Capone (José María Zabalza, 1969), Matar es mi destino / Il clandestino (Pino Mercanti, 1970) o Tiempos de Chicago / Tempo di charleston (Julio Diamante, 1969), con la que ¡Viva América! / La vera storia di Frank Mannata (Javier Setó, 1969) comparte el esquema de coproducción y algunos decorados. Pero hay acaban las similitudes, porque mientras Diamante opta por un estilo clásico, con encuadres cuidados y movimientos de cámara en travelling, Setó alterna los zooms recursivos con el uso de la cámara en mano y grandes angulares, procurando obtener la mayor efectividad de las escenas de acción. Tampoco son tantas en un argumento centrado en el ascenso criminal de un clan familiar italiano en el Chicago de la Ley Seca. El recién emigrado Frank Mannata (Jeffrey Hunter) importa el modelo de “protección” practicado en Sicilia a fin de hacer prosperar el garito de su hermano Salvatore (William Bogart) al tiempo que utiliza el salón de belleza-meublé de su hermana Rossella (Gogó Rojo) para chantajear a políticos, policías y jueces que han de hacer la vista gorda ante su próspero negocio. El irlandés O’Connor (Eduardo Fajardo), su rival en el negocio del crimen, golpeará donde más les duele: la familia. El resultado de esta elección de puesta en escena es desigual: las secuencia rutinarias alternan con otras en que la acción resulta razonablemente vigorosa gracias al montaje y el trabajo con la cámara. Setó echa el resto en una persecución en coche con las clásicas metralletas Thompson escupiendo fuego y sorprende con el montaje de una masacre a cámara lenta y obviando el tableteo de las armas para conceder protagonismo a la música; una elección operística que preludia la obra fundacional de Coppola. En la columna del debe, un libreto cuajado de tópicos, unas interpretaciones poco convincentes y una ambientación absolutamente inverosímil, con reciclado de poblado del Oeste incluido.
Una escena de sexo interracial y otra de sexo lésbico fueron suprimidas del montaje italiano a fin de obtener una calificación para mayores de catorce años, en lugar de la inicial para mayores de dieciocho. [Expediente de censura en Italia taglia.] Por supuesto, esas escenas nunca llegaron a figurar en la versión que vieron los censores españoles.
¡Viva América! es el testamento de Setó, que fallece tras rodar este título, a los cuarenta y tres años. Ramón Rubio resumía su carrera del siguiente modo: “Setó no aportó grandes dosis de originalidad a su quehacer, pero sí mostró un sólido oficio por encima de aciertos o fracasos comerciales”. [José Luis Borau (ed.): Diccionario del cine español. Madrid: Alianza Editorial, 1998, pág. 816.]
Filmografía como director:
Bailes y canciones de España (CM, 1950)
¡Gas! (CM, 1951)
Pentagrama español (CM, 1951)
Mosaico español (CM, 1952)
Mercado prohibido (1952)
Bronce y luna (1952)
Fantasía española (1953)
Pasaporte para un ángel (Órdenes secretas) (1953)
Sevilla en color (CM, 1953)
Duelo de pasiones (1954)
Mañana cuando amanezca (1954)
Ha pasado un hombre (1955)
Puente del diablo (1955)
Saeta rubia (1956)
Maravilla (1957)
Pan, amor y Andalucía / Pane, amore e Andalusia (1958) cod. Vittorio De Sica
Pelusa (1960)
Abuelita Charlestón (1961)
Han robado una estrella (1961)
Lulú (El globo azul) (1962)
El valle de las espadas / The Castillian (1962)
El escándalo (1963)
COES (Cooperativa Española de Comercialización de Productos del Campo) (1963)
Las otoñales / Le tardone (1964) cod. Marino Girolami
Pabellón de España (CM, 1965)
La llamada (1965)
Tabú / La vergine di Samoa / Drums of Tabu (1965)
Flor salvaje (1965)
Querido profesor (1966)
Long-Play (1968)
Viaje al vacío / L’assassino fantasma (1968)
¡Viva América! / La vera storia di Frank Mannata (1969)
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