domingo, 2 de noviembre de 2025

la vocación internacional de germán lorente (1)

Primeros pasos

El vinarocense Germán Lorente (1932-2019) fue siempre una promesa incumplida. En los sesenta, los críticos medían sus películas por el rasero de Donde tú estés / Un amore e un adio / Le désir (Germán Lorente, 1964). Él mismo se declaraba insatisfecho con la mayoría de lo que había hecho. A principios de 1968 contestaba cuando le preguntaban en la revista Fotogramas si, como realizador, siempre había podido elegir los temas de sus películas:

Sólo en Antes de anochecer y Donde tú estés. Realizar la tercera, Vivir al sol, me resultó muy difícil. Estuve un año sin rodar. Hubo muchas dificultades. Examiné entonces lo que había aprendido y llegué al convencimiento de que era necesario abordar un cine de tipo industrial. [...] Estuve a punto de rodar en cierta ocasión un film del Oeste. Naturalmente, se trataba de un momento de crisis. Ahora, desde hace tres años, me ofrecen muchas películas y hago lo que me interesa más. Hasta el presente he conseguido no hacer películas de agentes secretos y westerns. [Juan Francisco Torres: "Encuesta el cine catalán. Hoy: Germán Lorente", en Fotogramas, núm. 1010, 23 de febrero de 1968.] 

Como en otras ocasiones —Pedro Lazaga, Jesús Franco— es la revista Film Ideal la encargada de descubrir en él un “autor” en sentido cahierista. Como más adelante apuntará Santos Zunzunegui, [Los felices sesenta: Aventuras y desventuras del cine español (1959-1971). Barcelona: Paidós, 2005, pág. 107.], Lorente escaparía al realismo propugnado por el coetáneo Nuevo Cine Español para destacar como un estilista, al modo de Max Ophuls o Vincente Minnelli. Manuel Villegas López lo mencionaba apenas en su monografía sobre El nuevo cine español [Festival Internacional de Cine de San Sebastián, 1967, pág. 127] como cultivador de un cine que buscaba al público mayoritario y destacaba la belleza de algunas de sus imágenes, como los exteriores de Su nombre es Daphne (1966).

En el número 184 de la revista que dirige Félix Martialay, Lorente deja constancia de su poética. [Germán Lorente: “La séptima línea: Amaste la justicia, aborreciste la iniquidad”, en Film Ideal, núm. 184, 15 de enero de 1966, págs. 39-21.] Unas semanas más tarde, la publicación abre una nueva sección titulada "Estudios sobre el cine español", donde Augusto Martínez Torres y Vicente Molina Foix le hacen una larga entrevista, no exenta de reproches. Lorente daba cuenta en ella de su acercamiento al cine:

Sobre el cuarenta y siete o el cuarenta y seis; empecé a interesarme en serio por el cine, compraba revistas francesas, empezaba a hacer mis primeras críticas, que no publicaba, y luego ingresé en la Universidad; primero tuve un período de dos meses de prepararme para ingeniero industrial, pero como no resolvía ningún problema y realmente mi mentalidad no era una mentalidad muy de ingeniero, porque soy una persona fundamentalmente intuitiva y que improvisa mucho, pasé a Derecho y tuve que concentrarme y estudiar para tener buenas notas y más o menos para estar en casa en una posición cómoda, porque al tener este fracaso en Ingeniería mi padre se había enfadado mucho; pero tenía mucho tiempo libre, porque la disciplina de Derecho me era bastante fácil de asimilar y fue cuando realmente empecé a escribir, a enviar mis primeros artículos, y entonces me propusieron una serie de entrevistas —o sea, trabajar desde un punto de vista, digamos, más comercial, por la cosa de que yo sabía algo de francés y de italiano, y luego empecé a estudiar inglés—, pero como la entrevista no se me daba muy bien, porque quizá yo era un poco excesivamente intelectual y me salían demasiado literarias, tuve que refugiarme un poco en revistas de tipo universitario. [...] Me defendí mucho con una revista que una serie de ex-alumnos del Instituto de Enseñanza Media de Manresa, fundamos allí, se llamaba Bages, y al llevar yo la cosa de cine de esa revista que se ocupaba de política, de cosa social, de muchos aspectos, me relacioné mucho en Barcelona con Warner, con Fox, con los jefes de publicidad, que me daban muchas fotos, algunas inéditas, que me servían como punto de entrada en revistas comerciales. [Augusto M. Torres y Vicente Molina Foix: “Entrevista”, en Film Ideal, núm. 186, 1 de marzo de 1966, pág. 124.]

No es la única revista en que colabora. También lo hace en Otro Cine, Imágenes, Cine Mundo... Por estos mismos años se embarca en la publicación de una serie de novelas con un estilo llamativo: Rincón, Un alma en el infinito (1954), Luz en la distancia (1954), No esperes la noche (1956), Las máscaras (1958), Se gana y se pierde (1962)...

En el prólogo de No esperes la noche —escrita, según su autor, en La Riviera y Barcelona entre 1954 y 1956—, Tomás Salvador se declara perplejo ante lo que acaba de leer. No parece la mejor carta de presentación para el lector:

El autor, creo yo, piensa en términos musicales. Si no, sería imposible explicar estas frases sincopadas, superpuestas, vertiginosas, que transcienden no sólo a la atmósfera de la boite, sino también al interior y exterior de las propias y humanas sensaciones de los protagonistas.
Es posible que el autor haya querido hacer o seguir un ritmo cinematográfico pero le ha salido un vértigo delirante de sonidos, de onomatopeyas musicales. Es como una palpitación sensorial, erótica, onírica de alguien que se moviera en una fuerza sin nombre y sin raíces, que le llevara de un lado para otro, entre bandazos y breves atisbos de normalidad. [Tomás Salvador: Prólogo a No esperes la noche. Barcelona: Ediciones Rvmbos, 1956, pág. 7.] 

Las máscaras arranca y desarrolla un argumento en el más puro estilo del policial catalán: tres jóvenes tienen distintas motivaciones para atracar una joyería. En su huida hacia la frontera se detienen en un caserío de los Pirineos, a la espera de encontrar un guía que les ayude a cruzar la frontera. El estilo staccato de Lorente se ciñe en esta ocasión a las relaciones entre los tres y sus antecedentes, pero borrando las marcas de las continuas analepsis, dejándose llevar por los recuerdos de los diferentes personajes. Ahí reside su supuesta novedad, porque el relato se ciñe al esquema clásico del noir en el que los delincuentes deben simular antes los locales, sus rencillas y traiciones, y el encuentro de más redimible de ellos con una buena chica. La novela está firmada en Barcelona, entre mayo y agosto de 1957, en la época en que ya está escribiendo guiones con Miguel Iglesias Bonns.

La vinculación profesional de Lorente con el mundo del cine tiene lugar en la productora Este Films, la productora de Enrique Esteban, donde se dan cita un grupo de cineastas con los que colabora en tareas literarias. A decir del propio Lorente su primera incursión en este terreno habría sido Un tesoro en el cielo (Miguel Iglesias, 1957), aunque en la Biblioteca Nacional de España hay depositados tres guiones de este mismo año y del anterior, coescritos con Luis G. de Blain y no realizados: Expediente 5024, La larga espera y Transbordador para Trieste. Con el mismo cometido figura en otras tres producciones de Este Films: Su propio destino / Giovane canaglia (Giuseppe Vari, 1958), A sangre fría (Juan Bosch, 1959) y No dispares contra mí (José María Nunes, 1961), a cuyos títulos de crédito pertenece la captura que encabeza estas líneas.

Lorente asume en Este Films funciones de “socio industrial”, según sus propias declaraciones. [Augusto M. Torres y Vicente Molina Foix: “Entrevista”, en Film Ideal, núm. 186, 1 de marzo de 1966, pág. 125.] No por ello deja de escribir guiones. Con Nunes pergeña en 1958 un libreto titulado Blues en gris que tampoco logran poner en pie. Lo que sí que logra, gracias a su titulación en Derecho y al conocimiento de idiomas es viajar al extranjero para organizar repartos internacionales y comprar películas para distribuirlas en España. Esta circunstancia marcará en adelante el tipo de cine que acometa como realizador y guionista.

Filmografía:

Un tesoro en el cielo (Miguel Iglesias, 1957), coguionista
Su propio destino / Giovane canaglia (Giuseppe Vari, 1958), coguionista y productor
A sangre fría (Juan Bosch,1959), coguionista y director de producción
No dispares contra mí (José María Nunes, 1961), coguionista
Antes de anochecer (Germán Lorente, 1963) y guionista y productor
Donde tú estés / Un amore e un addio / Le désir (Germán Lorente, 1964) y coguionista
Playa de Formentor (Germán Lorente, 1965) y coguionista
Vivir al sol (Germán Lorente, 1965) y coguionista
Su nombre es Daphne (Germán Lorente, 1966) y coguionista
Un día después de agosto (Germán Lorente, 1967) y coguionista
Cover Girl (Amor en un espejo) (Germán Lorente, 1967) y coguionista
Sharon vestida de rojo (Germán Lorente, 1968) y coguionista
Las nenas del mini-mini (Germán Lorente, 1969)
Coqueluche (Germán Lorente, 1970) y coguionista
¡Qué cosas tiene el amor! (Germán Lorente, 1971) y coguionista
Una chica casi decente (Germán Lorente, 1971) y coguionista
La chica de Via Condotti / La ragazza di Via Condotti (Germán Lorente, 1973) y coguionista
Hold-Up, instantánea de una corrupción / Hold-Up, istantanea di una rapina / Hold-Up (Germán Lorente, 1974) y coguionista
Sensualidad (Germán Lorente, 1975) y coguionista
Striptease (Germán Lorente, 1976) y coguionista
La violación (Germán Lorente, 1977) y coguionista
Venus de fuego (Germán Lorente, 1979)
Tres mujeres de hoy (Germán Lorente, 1980) y coguionista
Adolescencia (Germán Lorente, 1981) y coguionista
La vendedora de ropa interior (Germán Lorente, 1982)
Bajo en nicotina (Raúl Artigit, 1984), productor ejecutivo
Réquiem por un campesino español (Francisco Betriu, 1985), productor asociado